“Los chicos ya no juegan”, dispara el médico estadou-nidense Robert Malina, doctor en Educación Física y Antropología. “Pasan muchas horas distraídos con la computadora, la PlayStation, la televisión y, sobre todo, el smartphone, pero además están cargados de responsabilidades extracurriculares que los transforman en ‘pequeños adultos’, y se olvidan de ser niños”, advirtió el experto de la Universidad de Texas en su visita al país para brindar una capacitación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard).
Para el profesor, esto ocurre porque no se otorga suficiente relevancia al desarrollo físico. “Sólo hace unos años, cuando se comprendió que el sedentarismo está creciendo y que las epidemias de sobrepeso y obesidad están a la vuelta de la esquina –y por ende hay que trabajar para prevenirlas–, se empezó a notar que los chicos tienen más capacidad física, algo que en realidad debería ser obvio”.
La responsabilidad recae en los adultos: padres, maestros y entrenadores. “Desde el jardín de infantes tenemos que dejar que los chicos aprendan cómo y a qué jugar. En la escuela primaria llegará el momento de ver para qué tiene más aptitudes cada uno, y, por supuesto, incentivarlos para que las desarrollen”.
Malina destacó los aportes de la actividad física para el desarrollo: desde aprender actividades nuevas hasta relacionarse con otros, caerse, golpearse y ser creativos. “La vida actual nos da múltiples alternativas para ser sedentarios. Entonces, hay que responder con más actividad física –lo que no ocurre en las escuelas– y una dieta balanceada, con bajo contenido de azúcar, y comidas lo más variadas posible. A esos dos pilares para una vida sana hay que sumar el descanso, que en los chicos, teniendo en cuenta el desgaste que realizan, es muy importante”.