CIENCIA
ASISTIERON ONG’S, GobiernoS y militantes

Negociaciones atascadas y debates antiguos enmarcaron el cierre de la Cumbre del Clima

Apenas seis de los casi 200 países que participan de la COP25 son responsables del 70% de las emisiones de CO2. Pocas naciones quieren “descarbonizar” su economía.

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CLÁSICO. Desde el inicio de estas reuniones se organizan marchas masivas, que suelen terminar en enfrentamientos policiales. | AFP.

Como suele ocurrir desde hace años con todas las reuniones internacionales sobre temas ambientales que organiza la ONU, pese a que las negociaciones entre países para acordar un documento final “consensuado” duran dos semanas, las últimas horas se vuelven frenéticas y feroces hasta el mismo cierre del evento. Y en esta edición de la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP25), la situación no es una excepción: disputas de intereses entre países que quieren implementar los cambios necesarios para morigerar el aumento global de la temperatura en forma más o menos acelerada; famosos como la adolescente Greta Thunberg pasando su mensaje urgente y ONG’s organizando marchas callejeras que convocan a cientos de miles de personas. Todo eso en medio de un pedido generalizado para que los dirigentes adopten medidas y que la investigación científica tenga más peso en el  diseño de políticas adecuadas para contener el calentamiento.

El marco de las charlas lo propuso la flamante presidenta de la reunión, Carolina Schmidt, ministra de Ambiente de Chile, pese a que la COP debió trasladar de urgencia su sede de Santiago a Madrid. Al asumir, Schmidt dijo: “Es necesario aumentar la ambición de la acción climática y tenemos que basar nuestras decisiones en la ciencia”. También aseguró que “esta crisis es el desafío más importante que enfrentamos”. Claro que esa urgencia no impide que haya países que no quieran pagar en el corto plazo el “costo” de –por ejemplo– cambiar su matriz energética basada en combustibles fósiles por las energías alternativas. En Argentina sería, por ejemplo, resignar el potencial de explotar el yacimiento de Vaca Muerta y recurrir a energía eólica y solar.

Para limitar el calentamiento, deberían reducirse dos tercios de la emisión de gases

Muchas naciones declaman su apoyo a los esfuerzos, pero toman decisiones domésticas “no siempre compatibles con el cambio climático”. Y otros, como EE.UU., directamente eligen retirarse del acuerdo de París.

En medio de la Cumbre Argentina cambió de gobierno. Así, en la apertura estuvo Mauricio Macri, pero lo reemplazó el flamante secretario de Ambiente, Juan Cabandié, quien dijo que “como país en desarrollo procuramos demostrar que, si bien el liderazgo en materia de mitigación corresponde a los países desarrollados, podemos plantear una agenda proactiva de mitigación y de adaptación, fomentando políticas que promuevan la transición justa y la equidad”. Y agregó otro reclamo: “Para que estas acciones sean posibles es imprescindible contar con apoyo internacional en financiamiento, y tecnología”. Otro de los puntos en los que hay diferencias entre el primer y el tercer mundo. Todo esto en un contexto donde desde el primer encuentro internacional –celebrado hace ya 25 años– la emisión de gases de efecto invernadero aumentó un 60% en las dos décadas.

Poniendo más presión

En una apuesta por hacer más atractivos los imprescindibles cambios económicos y tecnológicos,  el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, dio un dato: pasar “de la economía gris (quemando hidrocarburos) a la verde” podría generar 65 millones de nuevos empleos en el mundo y al mismo tiempo contribuir a hacer frente a la crisis climática”. De todos modos, como ese tipo de apelaciones no suele ser rápidamente aceptado, la organización Fridays for Future convocó para la clausura a una movilización a las puertas del recinto ferial para protestar por lo que consideran “resultados insuficientes”. La ONG señaló que “en lugar de enfrentarse al problema solo se han pospuesto los debates importantes y la tendencia es a alejarse de los compromisos adoptados durante en la Conferencia de París”.