Cuando era chico, al ingeniero argentino Miguel San Martín le gustaban los juguetes a control remoto. “Curiosity es el mejor juguete que uno puede tener”, bromea respecto del robot de la NASA que hizo descender exitosamente el año pasado en Marte. Nacido en Río Negro, el actual ingeniero del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA asegura que su especialidad son los aterrizajes en lugares difíciles, como el suelo marciano. Ahora investiga cómo capturar un asteroide próximo a la Tierra y arrastrarlo a la órbita de la Luna (ver recuadro). Mientras, el Curiosity sigue sorprendiendo al mundo. Esta semana la revista Science publicó un nuevo descubrimiento: que el suelo del planeta rojo tendría el 2% de agua.
“No se descarta que haya vida actual en Marte, puede estar bajo la superficie”, le dijo San Martín a PERFIL durante su visita a la Argentina para recibir el Premio Konex 2013 por Desarrollo Tecnológico. Las trazas de gas metano que hace unos años detectó un satélite que estaba en órbita a Marte generaron entusiasmo en los científicos, ya que la fuente de ese gas puede ser de origen biológico. Sin embargo, las mediciones del laboratorio del Curiosity dieron cantidades muy pequeñas de gas metano. “Los científicos están confundidos porque hicieron esta medición hace unos años y ahora les da este resultado. Puede que varíe por el lugar en que se tomó la muestra o que las mediciones del pasado hayan sido incorrectas. Va a llevar un tiempo ver qué pasó, fue inesperado”, aclaró.
Evidencias. Cuando terminó la secundaria, el ingeniero argentino decidió ir a estudiar a EE.UU. con el único fin de entrar en la NASA y lo consiguió. Al igual que él, en su primer año el Curiosity ya había logrado su objetivo científico principal: demostrar que la zona en donde aterrizó tenía las condiciones para que se origine la vida. “Encontraron evidencia de que hubo agua de un río o arroyo a la altura de la rodilla, agua que se podría haber tomado en aquel entonces”, explicó San Martín.
Con una muestra que el robot tomó de una perforación no muy profunda en el suelo marciano descubrieron pruebas de la existencia en el pasado de todos los ingredientes fundamentales para la vida junto con el agua: fósforo, azufre y nitrógeno. “Lo que no han encontrado todavía son restos orgánicos, pero eso no necesariamente indica que no hubo vida. Tenemos pocas esperanzas, y sería una sorpresa hallar estos restos porque no se preservan muy bien y si hubieran existido, pueden haberse destruido por la química de la superficie de Marte.”
Esta semana se dieron a conocer otros hallazgos del Curiosity en el planeta rojo. Además de agua, en su camino hacia el monte Sharp el robot encontró un tipo de roca ígnea de tipo volcánico diferente a las otras observadas y, además, distintas variedades de suelo, uno más fino con hidrógeno y otro más grueso con compuestos alcalinos, aluminio y silicio.
El Curiosity comenzó a trasladarse a paso lento en los pocos metros que los ingenieros podían observar en la foto tomada el día anterior. Si bien el vehículo de US$ 2.500 millones tiene la capacidad de esquivar las rocas por sí solo, no querían arriesgar a que se rompa o quede estancado, por eso desde agosto de 2012 a julio de 2013 sólo ha recorrido un kilómetro. “El otro día hizo 140 metros, lo cual es bastante para nosotros. Hay tiempo de sobra, el generador con radioisótopos de plutonio puede proporcionarle al robot energía para diez años”, sostuvo. El objetivo es llegar al pie del monte Sharp, que genera un gran interés por sus diferentes capas sedimentarias. Con una sonrisa amplia y la humildad de pocos, para San Martín no hay desafío que con trabajo y tiempo no sea posible. Será porque tiene apellido de prócer o porque es “medio cowboy”, como él mismo se define