CIENCIA
Una ciruga indita en Latinoamrica

Otra hazaña de médicos de la Fundación Favaloro

Realizaron el primer trasplante de hígado e intestino. El equipo del doctor Gabriel Gondolesi llevó a cabo la intervención días atrás en una nena de dos años. Todavía está en terapia intensiva, pero ya juega con su chupete.

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| Mariano Soler

La beba respira normalmente, juega con su chupete naranja y cada vez que ve un guardapolvo blanco, llora. Casi como cualquier chico de dos años.

La diferencia es que su intestino y su hígado fueron trasplantados con éxito diez días atrás, y que aún permanece en terapia intensiva. La nena que nació en Rosario con un problema genético en la zona abdominal, es la primera paciente en recibir en toda América latina una cirugía de este tipo. En el mundo, ya suman 300.

La operación, que duró 12 horas, fue realizada en la Fundación Favaloro por el equipo que dirige Gabriel Gondolesi, quien se hizo cargo del Programa de Intestino y Páncreas de la institución hace un año y ya lleva realizados doce trasplantes de intestinos.

Pero este caso es de mayor complejidad debido a los requerimientos técnicos de la intervención. “Es un escalón más en la complejidad de los trasplantes que está llevando a cabo la Fundación desde que Gondolesi formó su equipo”, resaltó Gustavo Podestá, director de la Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático de la Favaloro.

Mi historia. Los padres pidieron se resguardar la identidad de la beba, por lo que en lo sucesivo se la llamará con un nombre ficticio. Malena nació prematura, con apenas 1,7 kilogramos de peso y un defecto en la pared abdominal llamado gastrosquisis que, en la práctica, significa que tiene el abdomen abierto (“como si fuera un gran ombligo y con el intestino fuera de la cavidad”, aclaran los médicos).

Además, debió ser operada recién nacida porque su intestino estaba cerrado y le debieron extraer casi todo el órgano: de los habituales 3,5 metros que mide, le quedaron apenas 15 centímetros. Conclusión: en sus dos años de vida, Malena nunca pudo alimentarse por vía oral. Por si fuera poco, eso llevó a que comenzara a funcionarle mal también el hígado. En poco tiempo, apareció al tope de las prioridades del Incucai como candidata a recibir órganos “nuevos”, dentro de su peso (apenas 6 kilos).

No sólo fue una proeza en sí misma la operación, sino que además la obtención del órgano fue fruto de un complejo mecanismo de coordinación. Sin ir más lejos Gondolesi y su equipo debieron salir de urgencia a Corrientes, donde les comunicaron acerca de un posible donante.

“Es que en la Argentina hay poquísimos donantes pediátricos, apenas una docena por año. Perder una posibilidad puede ser grave”, dijo Gondolesi, quien volvió a la Argentina en 2006 luego de 6 años de trabajo en el prestigioso hospital Mount Sinai de Nueva York. “ En estos casos, lo nuestro es ir como los bomberos”, acotó Podestá, a su lado.

Lo cierto es que el donante, de apenas 11 meses, fue compatible, la operación fue exitosa y ahora Malena está recuperándose, de a poquito. “ La próxima etapa es alimentarla, sacarle la alimentación parenteral (es decir, intravenosa, subcutánea o intramuscular) y que empiece a probar muy de a poco pollo, arroz y puré”, agregó Carolina Rumbo, la hepatóloga y gastroenteróloga del equipo. Según explicó Gondolesi, la expectativa de sobrevida a tres años de este tipo de casos en todo el mundo excede el 75%. Y, si todo continúa como hasta ahora, Malena podrá tener una vida normal