Un sistema diseñado por ingenieros argentinos para automatizar y hacer más seguras las barreras de los trenes y una máquina capaz de acelerar y dar una mejor terminación a los productos hechos con impresoras 3D fueron los dos conceptos premiados ayer por un jurado de notables al finalizar la edición 2018 de la feria Innovar, dedicada a estimular la ciencia y la tecnología aplicada a necesidades concretas.
Este concurso de ideas, que las autoridades de la Secretaría de Ciencia llevan adelante desde el año 2005, exhibió en esta oportunidad más de doscientos proyectos, prototipos y conceptos tecnológicos aplicados al agro, a la informática al diseño industrial, a la salud, a la discapacidad, la inclusión social y la educación, entre otras áreas temáticas.
Y los equipos de participantes suman una amplia gama de edades: desde entusiastas equipos de alumnos secundarios y jóvenes graduados universitarios, hasta inventores profesionales, empresas pymes, profesores universitarios e investigadores del Conicet.
El jurado de Innovar decidió que el premio mayor de este año fuera compartido por dos proyectos poco “fotogénicos” pero muy útiles: el primero fue un sistema de monitoreo remoto que sirve para controlar el funcionamiento de las barreras ferroviarias automáticas de los trenes. Y, por otra parte, un dispositivo capaz de acelerar y mejorar la terminación de las cada vez más populares impresoras 3D.
“Cada día tres millones de argentinos se suben a un vagón de tren o subte y el 5% del PBI se moviliza por vías férreas. Pero prácticamente todos los equipos que hoy se usan para dar seguridad a los convoyes se importan. Y son muy costosos”, le confió a PERFIL Ariel Lutenberg, ingeniero electrónico e investigador del Conicet. “Además, suele ser tecnología que las proveedoras entregan “llave en mano” porque debe ser confiable y mantenerse operativa durante varias décadas”. Pero años de desinversión ferroviaria llevaron a que hoy haya en el país 14 mil pasos a nivel de los cuales solo el 3% tiene un sistema automático de barreras y otro 7% que es movido por una persona. El otro 90% no tiene barreras.
“Cualquier falla en paso a nivel solo de detecta después de un accidente o si algún vecino bienintencionado da el alerta”, relata Lutenberg. Y con esos datos, y junto a un grupo de colegas de la UBA y la UTN, diseñaron un sistema de monitoreo, en tiempo real, para detectar fallas e incidentes peligrosos en los pasos a nivel, permitiendo –por primera vez– prevenir problemas.
“Estamos por firmar un convenio para instalar cinco módulos en diferentes líneas de trenes y empezar con los test reales. Las pruebas de concepto funcionaron perfectamente”, cuenta con irrefrenable entusiasmo este experto en electrónica “embebida”. Y asegura que hay un gran negocio posible si se desarrollan localmente sistemas electrónicos bajo normas ferroviarias.
Según el ingeniero David Cimino, egresado de la Universidad Tecnológica Nacional y fundador de 3D Insumos, la impresión de piezas y modelos 3D está creciendo en forma acelerada en todo el mundo. “Y pensamos que era posible mejorar tanto el tiempo de impresión como la calidad del acabado de las piezas que se imprimen”, le dijo a este diario. “Para eso inventamos un dispositivo que usa luz infrarroja para precalentar la materia prima de la impresora. Eso acelera el proceso de secado del objeto impreso, que –además– obtiene un acabado más brillante que lo hace también más resistente”, contó Cimino, que trabaja en el tema impresoras 3D desde hace años.
Otras de las ideas premiadas fue desarrollada por un equipo de flamantes egresados de carreras de diseño industrial.
“Usando como materia prima las cáscaras de papas que terminan en la basura, inventamos un equipo que, usando presión y temperatura controlada, y un molde metálico, fabrica “biovajilla”. Son platos que pueden reemplazar a los descartables de plástico que hoy se usan en todas partes”, contó Agustina Chianetta, diseñadora. “Es ideal espacios como las ferias de alimentos porque reduce la cantidad de basura plástica, y –además– como es una vajilla hecha con materiales biodegradables, simplementa no contamina. N
Movilidad Futurista
Entre los inventos tuvo un lugar destacado la movilidad. Por ejemplo, en el caso la Vika, una bicicleta plegable y liviana. Como está hecha con fibra de carbono pesa apenas 7 kilos. Pero sobre todo se elimina el mantenimiento. “Usamos ruedas de goma maciza, que no se pinchan, pero diseñadas de un material que asegura un andar amortiguado. Y reemplazamos la cadena por una correa de goma, lo que evita tener que lubricarla y alarga su vida útil”, contó el diseñador Maximiliano Zunino que –junto a sus colegas– trabaja este proyecto desde hace tres años y está buscando inversores para comenzar a producirla en serie.
También se presentó la Güeya, una silla de ruedas “todoterreno”, en donde la propulsión se realiza mediante palancas. Inspirada en las necesidades de la abuela de uno de los diseñadores, la silla fue pensada para maximizar la estabilidad y la agilidad, y que su ocupante pueda transitar cómodo por terrenos irregulares.