La mamografía es el principal instrumento para detectar en forma precoz el cáncer de mama, una enfermedad que genera en el país 18 mil nuevos casos por año y que en 2012 causó la muerte de 5.500 mujeres, según estimaciones de la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer. Sin embargo, hay un eterno debate que rodea esta prueba de imagen: la edad en que se debe realizar el primer control.
Hace un par de semanas, la Sociedad Americana del Cáncer (ACS por sus siglas en inglés) actualizó su guía de screening con una decisión polémica: atrasar la edad de inicio de los exámenes de los 40 a los 45 años e indicar una mamografía cada 24 meses a partir de los 55. La recomendación surgió tras una revisión de los estudios realizados desde 2003. Entre ellos, un metaanálisis publicado por la revista JAMA, con la evidencia disponible entre 1960 y 2014, de acuerdo a la cual la reducción de la mortalidad por cáncer de mama atribuible a la mamografía es sólo del 18%. Mientras que el porcentaje se reduce al 15% en las mujeres de 40 años, asciende al 60% en las mayores de 60.
“EE.UU. pasó a 45 la edad de inicio porque el principal riesgo del tamizaje de mama es el falso positivo que angustia muchísimo a la paciente y sobrecarga el sistema de salud por la obligación de realizar más pruebas. Esto se da en las mujeres más jóvenes porque, a menor edad de la mama, mayor es la cantidad de tejido glandular, que frente a los rayos X tiene la misma calidad que el tejido malo”, explicó a PERFIL Susana Blanco, coordinadora del Programa Nacional de Cáncer de Mama del Instituto Nacional del Cáncer (INC). “Teniendo en cuenta esto, nuestra recomendación –en línea con lo que proponen la OMS y otras instituciones– es iniciar las mamografías a los 50 años y terminar a los 70 siempre que no haya síntomas ni antecedentes familiares”, agregó.
Por su parte, Flavia Sarquis, miembro titular de la Sociedad Argentina de Mastología (Samas) consignó: “En el último consenso de 2006, decidimos que a partir de los 40 años las mujeres se realicen una mamografía por año, y hasta el momento ésa es la norma en ausencia de factores de riesgo. Entendemos la postura de la ACS pero creemos que, aun con una alta tasa de falsos positivos, la detección precoz siempre es la mejor opción porque la mamografía permite detectar lesiones no palpables y llegar al diagnóstico con 95% de curabilidad”.
Sobre la posibilidad de que Argentina también revalúe sus pautas de screening, Valeria Cáceres, jefa del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Angel Roffo (UBA), dijo: “Es un tema que a la paciente le genera mucha confusión de por sí, pero si a eso le sumamos que tres grupos clave –el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, el Preventive Services Task Force y la ACS– recomiendan diferentes edades de inicio de las mamografías regulares: a los 40 años, a los 50 años y a los 45 años respectivamente, creo que la Samas deberá reunirse y evaluar si cambian las pautas”.
