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Marcha 21F

1,2,3 marcha!

Por Carlos De Angelis | Una protesta que tiene varios significados, según quién la interprete.

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Una apuesta fuerte del líder de Camioneros. | Cedoc Perfil

Hugo Moyano, lanzó una baza caliente con la movilización de este miércoles. Con las experiencias conflictivas de las movilizaciones recientes asume el riesgo de apostar todo su capital construido en su años al frente de la CGT en una marcha que tiene distintos significados según quién la interprete.

Cada época tiene, en sus sindicatos más importantes, una radiografía de la estructura del país. Si en los años ´40 los ferroviarios mandaban, era porque la red de transporte de trenes era vital para el desenvolvimiento económico. Si en cambio, en los ´70 el gremio más importante era la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) sería porque el país tenía el sueño de convertirse en un país industrial: “La Patria Metalúrgica”.

Sin embargo, en los noventa, la desindustrialización, la desarticulación del sistema ferroviario (“ramal que para, ramal que cierra”) y la expansión de la frontera sojera hicieron poderoso a un actor secundario del movimiento sindical argentino, los camioneros. La biografía es conocida, en aquellos días de casi total despolitización y con la mayoría de los sindicalista encandilados por las “oportunidades de negocios” menemistas, Moyano crea el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) y desde ese lugar casi marginal impulsaría en 1994 la Marcha Federal repudiando el modelo económico de la dupla Menem-Cavallo, en una sociedad anestesiada con el 1 a 1.Tras el derrumbe de la Alianza y con un gran prestigio sobre sus espaldas, Moyano pasa a integrar un efímero triunvirato para quedar al frente de la CGT en 2003 hasta el 2016, no sin sufrir en ese lapso varias rupturas a manos de quienes veían que ese hombre reunía un poder solo comparable a Lorenzo Miguel en los setenta (aunque curiosamente el “Loro” nunca fue Secretario General de la CGT).

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A lo largo de su gestión en Camioneros Moyano se caracterizó por ampliar su gremio, conseguir afiliados en actividades colaterales a su core, bajo la tesis de “afiliar a quien mueva algo en un vehículo con ruedas”. Esta estrategia sorprendía a los sectores medios, y traía malestar en otros gremios que veían como un sindicato periférico, comenzaba a crecer, y para colmo de males, estos trabajadores bajo el paraguas de Hugo Antonio comenzaban a percibir salarios por encima de la media.

No hace falta recordar su cercanía con Néstor Kirchner en su mandato entre 2003 y 2007, ni su creciente distanciamiento con Cristina Fernández tras la muerte de Néstor, a quién le dedicó cinco paros generales centrados en el tema del impuesto a las ganancias. Tampoco ocultó la cercanía a Mauricio Macri durante la campaña de 2015, llegándolo a comparar con Perón. Sin embargo, a partir de 2016 Moyano plantea su retirada de los primeros planos de la política argentina, para dedicarse a su otra pasión: el club Independiente.

La marcha a Avenida 9 de Julio dio cuatro indicios sobre el futuro inmediato de Hugo Moyano: 1- (obvio) su regreso, 2 - la ruptura con el oficialismo, 3 – su intención de dar una respuesta política a la avanzada judicial sobre los números del gremio, y 4- la intención de hilvanar la oposición a un gobierno, al cual considera en su fibra íntima que se le puede ganar en 2019, si los planetas se alinean correctamente.

Para este inicio político del año, su intuición fue correcta, puesto que la movilización superó largamente el número de asistentes de su mejor expectativa y esto es porque tuvo la peculiaridad de coincidir con un Cambiemos debilitado, y con la mira puesta en tres aspectos:

1 – El malestar que surge en la etapa de las negociaciones salariales por la fuerte presión por parte del gobierno para que no se supere el 15% de incremento en el año y la novedad de que no haya clausula gatillo, es decir revisión automática si la inflación superara ese guarismo, cuando la mayoría de las consultoras plantean una inflación del 20% o más. 

2 – El agotamiento del triunvirato de la CGT. El trío formado Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña ya ha dado señales de la falta de acuerdos internos para continuar con la conducción colegiada. Schmid fue el único que apoyó la movilización de Moyano. Atento al nombramiento de un futuro nuevo Secretario General, el gobierno ya tiene su lista de candidatos, pero Moyano marcó la cancha para constituir su propia central obrera, partiendo a la actual CGT, sumando las dos CTAs y, quizás, como novedad incorporando a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que conduce Juan Grabois.

3 – La coyuntural baja en la popularidad del gobierno por razones económicas –alza de tarifas de todo tipo y su impacto en la inflación-, pero también los problemas intestinos por las impugnaciones sobre algunos miembros de su gabinete en especial Luis Caputo y sus empresas offshore, el renunciado  Valentín Díaz Guilligan, y por supuesto el Triaca-gate que ya es parte de la cultura popular. Sobre estos problemas dio cuenta indirectamente el Presidente en el “retiro espiritual” de Chapadmalal pidiéndole a sus ministros que salgan a relatar sus acciones en un cambio radical en la estrategia comunicacional retirándole el monopolio a Marcos Peña.

Más allá de cualquier discusión sobre sus intenciones personales para la convocatoria, la “marca” Moyano, es prácticamente la única en asegurar una convocatoria de la dimensión que se observó en la Avenida 9 de julio, y con la logística necesaria para evitar incidentes, sin embargo su planteo de que no tiene miedo a ir preso, sorprendió a más de un asistente, que se fue pensando si eso sería posible en un futuro próximo.