La vida de Macri ya no se mide en años ni en meses, sino en días. Dijo el jueves: “Hay 59 días hasta las elecciones y que pasen de la mejor manera es mi responsabilidad”. Alberto Fernández ironizó: “Debe estar contando los días”. Es verdad pero en realidad faltan 102 días, los 57 desde hoy hasta las elecciones y los 45 entre el 27 de octubre y el 10 de diciembre, cuando asuma el presidente del próximo período. Casi cuatro meses que serán un siglo para la situación actual de Argentina.
Otro número que está íntimamente relacionado con el anterior es 49,49: el porcentaje de votos definitivos que obtuvo Alberto Fernández en las PASO, sin los votos en blanco, después del recuento definitivo, ampliando la diferencia sobre Macri de 15 a casi 17% y haciendo que el acto de apoyo en la Plaza de Mayo el sábado pasado pueda terminar siendo la despedida del balcón que Macri pueda guardar en sus ojos justificando para sí estos cuatro años en el reconocimiento de esa parte de los argentinos.
Decirle a Macri que ya perdió es visto como una traición, cuando en realidad se lo ayudará a mejorar su futuro
Pero cada vez da más pena ver a Macri tan frágil porque cuanto más habla más desprovisto de la investidura presidencial se muestra, como en la fábula del rey que, en un momento, todos descubren que estaba desnudo. Parte de esa sensación de desvalimiento la genera seguir insistiendo en que Macri pueda ser reelecto porque después de prometer lluvia de dólares, brotes verdes, lo peor ya pasó y una diferencia a favor del Fernández-Fernández mínima en las PASO, insistir con el “sí se puede” lo hace lucir alejado de la realidad y no hay peor síntoma para un conductor que haber perdido su capacidad de registro.
Macri está siendo afectado por la misma ola que lo hizo presidente pero en sentido contrario. La mitad de la sociedad no está votando por Alberto Fernández y Cristina Kirchner sino, en buena parte, en contra de Macri, eligiendo a quien le permite testimoniar con mayor contundencia su enojo con el Presidente, de la misma forma que en 2015 no votó por Macri sino en contra del kirchnerismo. Si comprendiera que el problema es él, más allá de que sea justo o injusto, y aceptara que ya perdió, Macri tendría una alternativa de mínima y otra de máxima para mejorar su futuro. La de mínima sería decirle a la sociedad que es casi imposible dar vuelta en octubre el triunfo de Alberto Fernández, por lo que será aún más importante que Juntos por el Cambio obtenga la mayor cantidad de votos para el resto de los cargos de forma que quede una oposición sólida en el Congreso y en todas las legislaturas provinciales. Asumiéndose ya como opositor del próximo gobierno podría comenzar a gozar de la necesidad de contrapeso que precisa el sistema. Y podría llevarse la sorpresa de que la bronca de muchos ciudadanos con él se disipe y sus candidatos terminen obteniendo más votos.
La alternativa de máxima es lo que el círculo rojo llama Plan B y ya viene circulando en las redes sociales con ese nombre y el siguiente texto:
“La situación económica tiende a deteriorarse. Los mercados ven a Alberto F Presidente y reaccionan negativamente. Faltan casi 60 días para el 27 de octubre y la economía va a costar mucho contenerla. Y a esta altura de los acontecimientos todo ya salió mal.
”Es un buen momento para frenar la situación con una renuncia patriótica al estilo sanmartiniano del líder MM y bajar su candidatura, o pedir a los votantes que no lo voten, negociando la cesión de sus votos a Lavagna y pidiéndole a este que haga lo mismo con sus candidatos en Ciudad de Buenos Aires y Provincia.
”MM le podría pedir a su electorado que vote por Lavagna para que no gane Kristina, los 33 puntos que lo votaron siguen a su líder pero sobre todo son antiperonistas, por lo que aceptarían la propuesta. Lo mismo pasaría con el 5% de Espert y Gómez C. Y en este caso Lavagna conservaría sus 8 puntos. En el mejor de los casos, por pedido de MM, Lavagna podría rápidamente tener 46% más los votos nuevos que no votaron. MM debería hacer campaña por la boleta corta de diputados. Está el antecedente de Córdoba, donde Schiaretti les pidió a sus votantes que voten la boleta corta y la gente lo acompañó. En este caso sería más todavía porque la gente valoraría el sacrificio de MM por un país mejor y no dudaría en acompañar a sus diputados.
”Beneficios, se evitaría darles el gobierno a los K. Lavagna es un candidato de un solo período por su edad, por lo que se transforma en un presidente de transición. MM no daría vueltas los próximos cuatro años por tribunales porque no habría venganza, se garantizaría que Rodríguez Larreta gane la Capital y se pondría a M. Eugenia Vidal en campaña nuevamente, MM quedaría en la historia y principalmente ante su electorado como un patriota que defendió a su país del saqueo K. Y sobre todo la economía se calmaría ante una nueva expectativa para el 27 de octubre. Volvería en expectativas a antes de las PASO por un resultado posible contra los K. El país ganaría, Kristina por una cuestión de edad dejaría de ser candidata para la próxima elección y el peronismo se reconvertiría ya sin ella. Todo esto gracias a MM. Sería una jugada inesperada para los K que descolocaría lo que ellos ya ven como un triunfo seguro.
”Como en el ajedrez, a veces hay que ceder una pieza para ganar la partida. Solo es necesario soñar una patria mejor sin apetencias personales, gesto que nunca los políticos han tenido en Argentina y que el país valoraría. Todo depende de si este gobierno asumió para transformar el país o para hacer un botín para unos pocos que antes de soltar la pelota están dispuestos a pincharla. Si eso pasara, tengamos en cuenta que una gran parte de la sociedad no se va a olvidar nunca de que se perdió una nueva oportunidad para nuestro país”.
Los votantes de Macri no pueden aceptar su derrota. Hacerlo permite luchar por otras batallas que sí podrían ganar
Le falta a ese texto que circula mencionar que los principales colaboradores de Hernán Lacunza y quienes acompañaron al ministro en el anuncio de las medidas del miércoles fueron funcionarios de Lavagna. Y agregar también un eventual pacto con Consenso Federal al estilo del que hizo el peronismo de Santa Fe entre sus dos grandes líderes: Omar Perotti y Agustín Rossi, quienes acordaron que el primero bajaría su lista de legisladores en la elección de medio turno a cambio de que el segundo bajara su candidatura en la elección al Ejecutivo, y que Lavagna se comprometa a que en las elecciones de 2021 todos sus candidatos a legisladores sean de Macri.
Parece imposible que la psicología de Macri tome una decisión tan arriesgada y cambie inesperadamente el tablero de la política como hizo Cristina Kirchner al bajar su candidatura a presidente y colocar en su lugar a Alberto Fernández. Ojalá no tenga que arrepentirse dentro de algunas semanas porque la situación se haya salido de control y sea demasiado tarde.