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ANIVERSARIO

A 80 años de las patas en la fuente

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Espíritu. El peronismo también estuvo en boca de Trump. | AGNA

17 de octubre de 1945, día histórico que marcó para siempre la política argentina.

Ninguno de los movimientos políticos contemporáneos al peronismo sobreviven hoy. José Stalin estaba en su apogeo en la URSS (actual Federación Rusa), Francisco Franco era el generalísimo para todos los tiempos, el presidente Harry Truman continuaba a Roosevelt y Lord John Maynard Keynes era la gran filosofía económica en Estados Unidos. Alemania salía del nazismo, Italia del fascismo. Gobernaba Chiang Kai-shek en China, con el ejército rojo de Mao conduciendo la insurrección.

Al 17 de octubre lo calificaron de las mejores y las peores maneras: “aluvión zoológico”, sostuvo Ernesto Sammartino; “el subsuelo de la Patria sublevado” opinó Raúl Scalabrini Ortiz; “murgas carnavalescas con muchachos descamisados y elementos del hampa”, describió el periódico La Vanguardia, órgano del partido socialista argentino. En las crónicas de ese día, “Salvajes estallidos de las hordas analfabetas estupefactas por el alcohol”, dijo Enrique de las Mercedes Mosca, radical, candidato a vicepresidente de la Unión Democrática. “Parecía una invasión de gentes de otro país, hablando otro idioma, vistiendo trajes exóticos, y sin embargo era parte del pueblo argentino”, escribió Ezequiel Martínez Estrada en su libro ¿Qué es esto? “La ciudad los vio con la misma aprensión con que vería a los marcianos [...]. Claro está que se vieron escenas desagradables desde el punto de vista estético: no era un espectáculo grato el que ofrecían esas mujeres desgreñadas, esos muchachotes de astrosa pinta, esa gente sucia, sudada y vociferante”, redactó Félix Luna en El 45: crónica de un año decisivo.

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“Nuestros enemigos”, calificó al peronismo hace unas horas Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y de esa manera amenazó con suspender cualquier tipo de “ayuda” si Javier Milei sale derrotado en las próximas elecciones.

“Braden o Perón” clamaban en aquellos años los trabajadores. “¡Yo te daré, te daré Patria hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con ‘P’ ¡Perón!”, coreaba la multitud. “¡Nada sin Perón!”, reclamaban al presidente Edelmiro J. Farrell en esas horas del 17.

“El peronismo es la extrema izquierda que metió a la Argentina en este problema, si ellos ganan no cuenten con nuestra ayuda”, terminó de calificar Donald Trump en estos días.

Como en aquel 45, festejan que el líder esté preso. ¡Vaya similitud! Juan Perón ayer, Cristina Fernández de Kirchner hoy. “Inocente, Cristina es inocente, lo gritan los obreros, lo gritan los docentes. ¡Inocente!”. Acabo de escuchar en Gualeguay a una multitud cantar esta consigna en una unidad básica junto a las peronistas entrerrianas Carolina Gaillard y Paola Rubattino.

¡Inocente, Cristina es inocente! Vienen marchando las columnas, respondiendo a la afirmación del presidente Javier Milei, que se jactó de haberla mandado presa, reclamando a la Corte Suprema de Justicia la decisión de no abrirle el recurso de apelación, donde se cuestiona que no pueden condenarla los jueces que juegan al fútbol y al paddle en la casa de su denunciante, Mauricio Macri.

El diario Crítica describía un 18 de octubre lo que había sucedido con esa multitud hace ochenta años: “Solo cometieron atentados contra el buen gusto y la estética ciudadana afeada por su presencia en las calles”. Diarios y revistas volcaron todo tipo de términos ofensivos como hordas, turba, malón, malevaje, tribu, el sentimiento de desprecio no desapareció, hoy escuchamos en los medios hablar de negros que cagan en baldes, choriplaneros, kukas y enfermos mentales. Todo esto por pensar que donde hay una necesidad hay un derecho, que nadie puede sentirse bien si hay otro que la está pasando mal.

Porque amamos la Patria y no queremos ser colonia. Porque creemos que a las personas no se las descarta. Porque todo ser humano debe tener derecho a tener acceso a un pedazo tierra, a tener un techo y un trabajo digno.

Porque para nosotros la Patria es el Otro, y como dijo aquel día Juan Domingo Perón: “Quien quiera oír que oiga, quien quiera seguir que siga. Nuestra empresa es alta y clara su divisa, nuestra causa es la causa del pueblo y nuestra guía es la bandera de la Patria”.

En estos ochenta años me retumba aquella oración con la cual concluye su exposición sobre la Comunidad Organizada, cuando parafraseando al filósofo Spinoza, Perón afirmó: “Sentimos y experimentamos que somos eternos”.

El 17 de octubre es la imagen de las patas en la fuente, que significan la irreverencia y el desafío al poder que siempre debe tener el peronismo. Hoy, en el balcón está la expresión de la devolución del amor, de liderazgo y de pueblo. Siempre que haya una calle y un balcón, está la esperanza de volver a Perón.

*Diputado nacional de Unión por la Patria.