Si hay algo que el movimiento de mujeres nos ha enseñado es que no es lo mismo nombrar a las mujeres que mencionar su trabajo pero sin darles trascendencia.
Tratándose de la memoria de una joven abogada secretaria de Jauretche, cuya muerte en febrero todavía nos duele, y a quien un periodista alude, pero sin nombrarla, me veo en la mínima obligación ética, dado que era mi tía, que tanto me formó, de nombrarla. Con tan poco alcanza. Pero hay que nombrar.
El periodista Jorge Fernández Díaz escribe una nota en el diario La Nación, “El testigo desobediente que lo vio todo”, en la que pondera a Sebreli, en cuya biblioteca de la calle Juncal de chico pasé varias horas leyendo, mencionando el encuentro de este con Jauretche, que sucedió a instancias de mi tía.
La persona que el periodista no nombra, pero que existió, y merece salir de la sombra, era mi tía Gladys Croxatto, una abogada que había militado en los 70 con Ortega Peña y Duhalde, que pasó la dictadura escondida en Tigre cocinando buñuelos, que ayudaba a Sebreli en la corrección de todos sus trabajos y a quien le presentó a Jauretche, de quien mi tía había sido secretaria de joven.
Mi tía murió sin poder terminar su libro sobre Jauretche (fue lo último que hablamos en el Hospital Británico), y de modo premonitorio, hace mucho tiempo me había dicho en el living de su casa, en Paseo Colón, por donde también pasaron Raúl Escari y Néstor Perlongher (con quien mi tía había escrito una proclama contra los edictos policiales en los albores de la CHA) y donde más de una vez hemos cenado con Sebreli, entre otros, “lo vas a terminar vos”. Aún no puedo atravesar esas páginas.
No la describe mal el periodista a mi tía Gladys: “Los había presentado la secretaria de Jauretche, una peronista que corregía los libros de Juan José”. Mi tía tenía nombre y apellido, estimado periodista. No era solo una secretaria ni una correctora de libros ajenos. Era ante todo una abogada comprometida. Y una mujer independiente. Con nombre propio.
*Director nacional de la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado Argentino.