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UN PAIS EN SERIO

Aborto legal, la yuta que los parió

El cantito fácil parece desplazar en la agenda al gatillo fácil. Y se suma el tuit fácil. Y todo se viraliza, se amplifica y se facilita.

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Estoy muy concentrado en mi oficina, en la productora, pensando mi columna política en PERFIL. Analizando los temas en profundidad. Chequeando diarios, repasando mentalmente los datos que me pasaron distintas fuentes. Escribo: “El Gobierno ha mostrado una cintura política admirable. La concentración encabezada por Hugo Moyano fue hace un par de semanas y parece que hubiera sido hace dos años. Nadie maneja el zapping como Jaime Duran Barba”.
Ahora sí, me siento un editorialista profundo, alguien que puede analizar la complejidad de los fenómenos sociales y políticos que atraviesan nuestra época. “Ya me van a dar el Pullitzer”, pienso, cuando de pronto entra Carla, mi asesora de imagen y contenidos, dando un portazo y corriendo.
—¡Mirá lo que acaban de subir a la web! –me grita y me muestra algo en su iPad.
Pone play en un video donde se ve a una hinchada de fútbol que comienza a cantar:
—¡Pablo Marchetti, la puta que te parióoooo!
Me quedo helado, y eso que el aire acondicionado está en 24º, como debe ser. En ese momento entra a la oficina Moira, mi secretaria.
—¡No pueden estar cantando esto! –grita mientras agita una mano donde tiene un celular que reproduce el mismo video de la hinchada.
Me quedo un rato en silencio, sin entender qué es lo que pasa.
—Yo tampoco puedo creer que me canten eso –digo, algo perplejo–. Es una barbaridad.
—Sí, es cierto, es una barbaridad –dice Moira–. ¿Qué es eso de “la puta que te parió”? ¿Cómo van a estigmatizar así a las putas?
—Es un canto misógino, machista, patriarcal –agrega Carla–. Deberíamos denunciarlos al Inadi, si es que sigue existiendo el Inadi.
—Hace tiempo que el movimiento feminista adoptó el “hijo de yuta” en lugar de “hijo de puta”. Podrían cantar “Pablo Marchetti la yuta que te parió” –sigue Moira.
—A mí me parece que eso no es discriminatorio –continúa Carla–. Y de paso ponemos el foco en el tema del gatillo fácil y la violencia policial.
No puedo creer lo que están diciendo. Cada palabra que escucho me llena más y más de odio. Creo que me están ignorando. Peor: que me están humillando. Mucho peor: que me están ignorando y me están humillando.
—¡Basta! –grito, interrumpiendo la charla entre Carla y Moira, que continuaba y que ya había incluido tres veces la palabra “sororidad”–. ¿Ustedes están locas? ¿Lo único que se les ocurre al escuchar ese canto es pensar en la estigmatización a la mujer?
—¿Vos pensás que no es estigmatizante hacia las putas y, por ende, hacia todas las mujeres? –pregunta Moira.
—No digo que no –digo, tratando de ser conciliador–. Pero también hay que tener en cuenta que me están insultando, ¿no?
—Es cierto –admite Carla–. Nadie niega tampoco eso. Pero pensá que te están poniendo a la misma altura que el Presidente. No está mal.
—¿Vos decís? –dudo–. ¿Creés que esto me puede dar grado de estadista, ponele?
—No sé, pero es probable que dentro de poco también te atribuyan las cualidades de un animal muy noble, muy querido, muy hogareño y muy popular en las redes sociales.
—¿En serio? ¿Y qué van a decir de mí?
—Marchetti gato –responde Carla.
—Basta, se están burlando de mí –me pongo triste, al borde del llanto–. ¡Todo el mundo se está burlando de mí!
—Peor está el Presidente –dice Moira–. El único que no lo putea es Carlos Tevez.
—¿Debería incluir el tema de las puteadas al Presidente en las canchas de fútbol en mi columna política?
Moira y Carla estallan en una carcajada.
—¿Si deberías ponerlo? –pregunta Carla después de reírse un buen rato–. Creo que no deberías hablar de otra cosa que no fuera el canto #Mmlpqtp.
—Que empezó en la cancha, pero explotó en las redes –agrega Moira–. Hoy ese cantito está dando vueltas por todos lados. Es como el negro del WhatsApp, pero un poco más politizado.
—Me parece que están exagerando –digo–. Sé que a Macri no le gusta nada el cantito y que en el Gobierno están un poco preocupados con el tema. Pero de ahí a decir que es el único tema político que importa hoy…
—Tenés razón, también está el aborto –admite Moira.
—Una jugada magistral del Gobierno –agrega Carla–. Marca un corte transversal en la sociedad, corre al kirchnerismo por izquierda, descomprime la tensión social frente a la movilización del 8M.
—¿Te imaginás si la ley se aprueba en Diputados y llega al Senado? –pregunta Moira. ¿Qué va a hacer Cristina? ¿Votar que no y quedar como una retrógrada? ¿O votar que sí y quedar como una hipócrita?
 —Bueno, pero todo eso si se aprueba la ley, cosa que tampoco está tan cerca de suceder –opino.
—No, la jugada política del Gobierno es genial justamente porque no hace falta que se apruebe la ley –afirma Carla–. Estamos tan atrasados con el tema del aborto que solo plantear el debate te pone a la vanguardia. Lo mismo pasa con que un presidente hable del tema en un discurso de apertura de sesiones legislativas.
—¡Pero Macri nunca antes había hablado del tema! –me quejo–. Me parece un manejo oportunista.
Moira y Carla vuelven a lanzar una carcajada.
—El oportunismo en política no importa, lo importante es lo que se hace –dice Carla cuando termina de reírse–. ¿O vos pensás que Néstor Kirchner cuando era gobernador de Santa Cruz había dado alguna señal de que le importaran la memoria, la verdad y la justicia sobre el terrorismo de Estado durante la última dictadura?
—Claro, lo que importa es que se anularon las leyes de impunidad y que se hizo justicia –agrega Moira–. No importa si fue por oportunismo su abrazo a los derechos humanos.
—Y me querés decir entonces por qué el cantito #Mmlpqtp es uno de los hechos políticos del momento?
—Porque demuestra lo sencillo que es hacer oposición en este país.
—¿Y por qué el debate sobre el aborto es un tema tan importante si no está claro si va a salir o no la ley?
—¡Porque puede salir la ley! –se queja Moira–. ¡Porque si no debatimos la ley no va a salir nunca!
—Es verdad, pero hay otra cosa que va a quedar demostrada si la ley no sale y el Gobierno igual puede capitalizar esto –agrega Carla.
—¿Qué cosa? –pregunto.
—Muy sencillo –concluye Carla–. Va a quedar bien claro lo fácil que es hacerse el progre en este país.n