Los tiroteos masivos en los Estados Unidos han impulsado a las fuerzas de seguridad y a los medios de comunicación a buscar patrones comunes, y uno de ellos ha sido que un número inquietante de perpetradores han sido previamente acusados de abuso doméstico.
Así lo demuestra un estudio realizado por Everytown for Gun Safety, una agrupación que aboga por el control de armas, que analizó los datos del FBI sobre tiroteos masivos entre 2009 y 2016, y encontró que en el 54% de los casos, las víctimas incluían al cónyuge o compañero íntimo actual o anterior del tirador, u otro miembro de la familia, y el 16% de los atacantes entre 2009 y 2015 habían sido previamente acusados de violencia doméstica.
Esta coincidencia no se da en todos los casos, pero el vínculo que existe demuestra la manera en que la sociedad ha subestimado la escala y los efectos de tal abuso.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que en los Estados Unidos alrededor de 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 7 hombres han experimentado violencia física severa por parte de su pareja durante su vida. Esto incluye ser golpeado con un puño o con un objeto duro, azotado o embestido contra algo.
Investigaciones realizadas por James Fearon, de la Universidad de Stanford, y Anke Hoeffler, de la Universidad de Oxford, para el Copenhaguen Consensus Center, estiman que, en un año, aproximadamente 300 millones de mujeres de entre 15 y 64 años son agredidas por una pareja íntima: es decir, una de cada nueve mujeres en el mundo, cada año.
En comparación, el terrorismo se cobró menos de mil vidas en 2015 en los países occidentales y alrededor de 30 mil muertes en todo el mundo ese año. El costo total de los conflictos (muertes por guerras y terrorismo, costos relacionados con los refugiados y daños económicos) asciende a cerca del 0,2% del producto bruto interno mundial por año, según Fearon y Hoeffler. La violencia entre parejas íntimas cuesta al mundo unas 25 veces más: alrededor del 5,2% del PBI mundial. Por cada muerte en el campo de batalla, nueve personas mueren a causa de la violencia interpersonal. Un niño es asesinado por cada dos combatientes que mueren.
Los costos para la sociedad son enormes, y no se comprenden bien. En un estudio realizado en 2010, los economistas calcularon que el costo promedio de una sola agresión sexual en los Estados Unidos ascendía a $ 240,776 –por el dolor y el sufrimiento de la víctima, las facturas médicas, la pérdida de productividad, los gastos del sistema judicial y la pérdida de productividad del delincuente encarcelado–. Un asalto agravado le cuesta a la sociedad alrededor de $ 107,020, con $ 95,023 por dolor y sufrimiento, más la carga de un mayor riesgo de homicidio.
Los costos globales también son enormes. Usando la misma metodología, Fearon y Hoeffler calculan que el costo anual de la violencia doméstica a nivel internacional es de $ 4.300 millones. Si pudiéramos reducirlo a la mitad, los beneficios serían 15 veces mayores que los 142 mil millones de dólares que el mundo gasta anualmente en programas de ayuda global.
Sin embargo, sabemos relativamente poco sobre cómo detener el abuso. Muchas campañas conductuales se basan en mensajes de condena de la violencia. Esto puede haber ayudado a llamar nuestra atención sobre el tema, pero promover el miedo y la vergüenza no parece cambiar el comportamiento de los abusadores.
Pero está claro que no hay una fórmula mágica. Por eso seguimos investigando para identificar soluciones rentables. Dada la enorme cantidad de víctimas, la violencia doméstica merece mucha más atención y recursos de todo el mundo.
*Director del Copenhagen Consensus Center y autor de los best seller El ecologista escéptico y Cool It.