El nuevo Presidente reúne ciertas particularidades inéditas en la historia democrática argentina. Varias de ellas son muy personales, familiares, educativas, económicas y políticas. Seguramente moldearon su personalidad. Y habrá que ver a partir de hoy cuánto pueden incidir en su trabajo como Jefe de Estado.
Mauricio Macri es hijo de un empresario millonario. No necesitó de la política para amasar la fortuna que tiene. Su trayectoria laboral siempre pasó por las empresas de su familia, como corresponde a la tradición del hijo mayor de la nueva generación.
Hijo de padres separados, él mismo tuvo dos matrimonios con hijos y otra pareja estable de años. Y no dudó ayer en mostrar a la familia ensamblada que construyó, que incluye a una hija anterior de su actual esposa. Acaso por eso sea tan celoso en preservar espacios de intimidad para sí, su mujer y su hija más chica.
Toda su vida educativa formal trascurrió en el ámbito privado: jardín, primaria, secundaria (los tres niveles en el Cardenal Newman) y la universidad (la UCA). Nunca como estudiante pisó un aula pública. Y se graduó de ingeniero, nada de abogado (como la inmensa mayoría de sus predecesores), aunque siempre explicó que fue más por mandato paterno que por vocación.
Tampoco hay antecedentes de un presidente democrático que no hubiera pasado antes o durante por alguno de los dos principales movimientos políticos argentinos: el peronismo y el radicalismo.
Ni que hubiera presidido un club de fútbol, donde por primera vez se entrenó en esto de la negociación, un aprendizaje complejo para la cultura de la imposición que recibió desde la cuna.
Y también fue víctima de un secuestro extorsivo, que lo tuvo cautivo durante más de diez días en 1991, en una experiencia que debe haberle dejado marcas.
Tal vez muchas de estas huellas que trae Macri se vinculen a meras cuestiones generacionales. Es posible. Pero no deja de llamar la atención que el flamante Presidente reúna tantas características que lo diferencian de todos los que ocuparon antes el mismo cargo. Puede que todo esto no baste para explicar cómo será su gestión. Pero seguro contribuye a entender de qué manera puede asumir el liderazgo. No es garantía, claro. Como en cualquier caso.