El anuncio del aumento del gasto del Estado en mantener a Aerolíneas Argentinas (10 millones de pesos por día hasta julio) precipita la pregunta: ¿por qué fracasamos cada vez que se intenta una reestructuración de los servicios públicos?
El caso de nuestra empresa de bandera es el más reciente de una serie de fallas administrativas que sólo causan pérdida y derrota a los argentinos. Se puede empezar con la supuesta “nacionalización” de los ferrocarriles en 1948-49. Los uruguayos, más honestos, simplemente describen el traspaso de los FF.CC. como “canje de la deuda” británica congelada por la emergencia económica que representó la segunda guerra mundial. Los propietarios “ingleses” de los FF.CC. ya habían anunciado en 1938 que no podrían seguir manteniéndolos. El gobierno laborista que ganó las elecciones en 1945 decidió deshacerse de los trenes y sus muchas empresas subsidiarias, presionado por el pago de la deuda de guerra a los EE.UU. El líder conservador, Winston Churchill, propuso una empresa mixta y no el traspaso total, consciente que la Ley Mitre de 1914 haría revertir los ferrocarriles a dominio argentino en 1964. Pero 15 años parecía mucho esperar. Perdimos.
El presidente Arturo Illia ganó las elecciones de 1963 con el 23% del voto (el peronismo estaba prohibido) proclamando la necesidad de cancelar los contratos petroleros que había firmado Arturo Frondizi. Las compensaciones por “contrato interruptus” costaron mucho más que una renegociación. Perdimos.
En 1991 Carlos Menem anunció privatizaciones. Emulaba la gestión de Margaret Thatcher (que tardó cinco años en negociar las privatizaciones). En los ochenta, Rodolfo Terragno había propuesto negociación más pausada. El país pareció ganar en servicios hasta que se comenzaron a publicar los manejos de Iberia, los montos de remesas de empresas como Telefónica y otras. Perdimos.
Y ahora el estado argentino paga casi siete millones de pesos por día para mantener una empresa aérea nacionalizada en agosto 2008 que legalmente pertenece a un español. Perdimos.
*Ombudsman de PERFIL.