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Alberto F da las gracias a Guzmán y a Macri

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El presidente Alberto Fernández, y el ministro de Economía Martín Guzmán. | NA.

En la secuencia más reproducida de la semana, Diego Leuco pareció festejar más su rating televisivo que lo que celebró Alberto Fernández por su semana más lustrosa de gestión.

Ante el trabajoso acuerdo que consiguió con los bonistas el ministro de Economía, Martín Guzmán, el Presidente tiene muchos motivos para permitirse gritar un gol como si fuera el 9 de Argentinos Juniors, el equipo de sus amores.

La rebaja de intereses a pagar por esos bonos, ayudada por el contexto mundial de tasa cero en los países centrales, y sobre todo la postergación de los plazos de vencimientos despejan un camino de financiamiento que lucía dinamitado.

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No hubo economista seria o serio que no aplaudiera el acuerdo. Excepto Alfonso Prat-Gay, el ex ministro tan imbuido de bronce como de la idea que su gestión junto a Mauricio Macri fue oro puro hasta que lo echaron. En fin.

El propio Guzmán, como sus colegas de la economía, también adhirió a la mesurada alegría presidencial, al advertir que apenas se dio un primer paso importante.

Lo que hay encarar es tanto o más complejo que lo alcanzado. Ahora es el turno del FMI, con la expectativa oficial de que el organismo será más “comprensivo” que los bonistas para postergar los pagos. El nudo allí será qué ofrecerá a cambio el Gobierno. ¿Reformas estructurales? Difícil en año electoral.

Envalentonado, Guzmán acelera en su proyecto de reforma tributaria, que tal vez incorpore el tan meneado aporte extraordinario de los 12.000 contribuyentes con mayor riqueza declarada en el país.

También apura el Presupuesto 2021 y puntea cada una de las medidas con las que el Gobierno intentará relanzar la actividad económica y laboral, a pesar de que se agigantan las sombras sanitarias del virus.

Fanático de Gimnasia y Esgrima La Plata y volante habilidoso con la pelota de fútbol, de los la piden, juegan y hacen jugar, Guzmán le tiró un centro perfecto a Alberto F al adjudicarle todo el mérito de la ruta elegida en la negociación con los bonistas.

El ministro explica en privado que fue el Presidente el que le pidió expresamente que fuera a visitar a Cristina Fernández de Kirchner a su departamento de Recoleta para avisarle de la inminencia del acuerdo.

Siempre de manera reservada hay agradecimientos para gestiones de Sergio Massa, Máximo Kirchner y Miguel Galluccio. Y algún reparo al amague del fondo Gramercy, con el argentino Gustavo Ferraro como estratega, de intentar desembarcar forzadamente en el sector eléctrico, lo que actores de la política bloquearán.

La magnitud de las dificultades anulan en Guzmán y Alberto F el modo eufórico. Sin embargo, el Presidente reconoce otra contribución invalorable a la percepción social sobre su accionar: el provocador viaje de descanso de Mauricio Macri a París y la Costa Azul francesa.

Resulta tan vergonzoso ese periplo europeo que nadie relevante del PRO esbozó siquiera una justificación pública. En privado, lo destrozaron.

Ya lo decía el fundador del peronismo: “No es que nosotros seamos tan buenos, sino que los demás son peores”. Eso explica mucho. Casi todo.