A éste que escribe no deja de sorprenderle el doble estándar con el que militantes o adherentes acríticos al kirchnerismo en retirada analizan cada parcela de lo real.
Un simple furcio lingual emitido por un miembro de lo que vinieron a denominar “opo” es imperdonable y revela la naturaleza maléfica de todos los opositores. Pero si quien lo emite es algún funcionario o defensor relevante del oficialismo, entonces pasa a ser una anécdota intrascendente.
El campo público de disputa de sentidos en la Argentina ha pasado a ser una confrontación constante de afirmaciones agraviantes, fanáticas y maniqueas, que clausuran cualquier debate posible sobre lo que (en una democracia sensata) sería el interés público: aquellos aspectos que necesariamente un futuro gobierno debería mantener y aquellos a corregir para garantizar derechos a sus habitantes.
Pero parece primar la intención de dirimir todo en un plano de significaciones épicas absolutas en sí mismas: cada una es probatoria de la maldad intrínseca de quien la escupe, o por el contrario, cada una se constituye en cerrada e intransigente defensa que no halla un solo flanco que pueda considerarse equivocado o corregible.
En esta penosa tensión entre lo que se quiere defender y lo que no se puede confesar, se tiende a construir un archipiélago de apologías y anatemas, entre los cuales “la mano invisible del mercado” es, apenas, una muestra de gran valor epistémico. Porque se trató de un furcio de alguien que en sus cuarenta años de militancia y en más de veinte en la función pública, jamás dejó dudas respecto del rol del Estado y del mercado.
Hermes Binner puede exhibir una trayectoria impar en la vida política argentina, asimilable sólo a las de personalidades como Justo, Illia o Alfonsín. Y si “para muestra basta un botón”, también el saber popular dice que “una golondrina no hace verano”. De ese modo, conviene recurrir a algunos otros botones de muestra (o golondrinas) que contribuyen a defender otro dicho del acervo público: “Aquel que defetos tenga / disimule los ajenos”.
No os aburriré con más consideraciones, ni tampoco con la referencia detallista de cada una de las citas (porque al releerlas las recordarán de inmediato; y porque pueden “googlearlas” y hallarlas ustedes mismos). Disfrutad de la compilación. De nada.
“La soja es prácticamente, en términos científicos, casi un yuyo”.
“La diabetes es una enfermedad de gente de alto poder adquisitivo porque son sedentarios y comen mucho”. “Hoy afortunadamente en la Argentina nadie desaparece de ningún lado”. “Todos quieren ganar plata, terminen con esa locura del socialismo”. “Los docentes trabajan cuatro horas por día y tienen tres meses de vacaciones”. “Siempre el salario, por definición va a ser insuficiente. Si no, si tenés un salario suficiente, ya dejaste de ser trabajador asalariado para pasar a ser casi un patrón”. “No es posible que secuestren los goles hasta el domingo, como antes secuestraron y desaparecieron a treinta mil argentinos”. “Es muy argentino, no solamente los empresarios, que siempre donde podemos le buscamos la vueltita, para no decir trampita, porque queda feo”. “Hay que hacerlo rápido porque si no, viene la próxima formación y nos lleva puestos”. “Debo ser la reencarnación de un gran arquitecto egipcio”.
“Me siento un poco Napoleón”. “Me siento como Keops frente a la pirámide terminada”. “Este (por Capitanich) es morochón, parece medio indígena, pero no lo es. Este viene de Europa, de la Europa medio xenofóbica”. “Chicos, estamos en Harvard... esas cosas son para La Matanza”. “Tengo una determinada posición que ha sido producto de que he trabajado toda la vida”. “¡Yo qué voy a ser genia, ojalá! Si fuera una genia haría desaparecer a algunos como hacen los genios (y unos segundos después, al darse cuenta de lo que dijo). No, soy mortal y estoy orgullosa de ser mortal, jamás voy a poder hacer ni quiero hacer desaparecer a nadie, ya hubo demasiados desaparecedores en la Argentina”. “No sé si Obama habrá leído a Perón, pero déjenme decirles que se le parece mucho”.
*Dirige La Vanguardia, del Partido Socialista. Autor de Deliberación o dependencia.
Ambiente, licencia social y democracia deliberativa. (Prometeo, 2013).