La evolución de Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) fue uno de los éxitos más notables desde el punto de vista político, económico y diplomático en las últimas décadas. Su accionar la convierte en un referente para los países en desarrollo, en cómo asumir sus responsabilidades del punto de vista político y económico, y de cómo balancear diplomáticamente en forma activa la influencia y el poderío de las potencias extranjeras en la región.
Asean fue fundada en 1967 en medio de la Guerra Fria –y en plena guerra de Vietnam–, en una reunión en Bangkok, por sus cinco países fundadores: Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas. Esta organización intergubernamental procuraba tener suficiente escala y peso específico como para no convertirse en un escenario de conflictos entre las grandes potencias. Con este propósito, Asean incorporó a Brunei en 1984, y a Vietnam, Laos, Myanmar y Camboya en los 90. Así, ya superadas varias consecuencias de la guerra de Vietnam, se buscaba a su vez, asegurar la neutralidad de la región, y reducir al mínimo algunas tensiones históricas entre los diversos países vecinos, a veces influenciada por potencias extranjeras. A su vez, se buscaba asegurar la centralidad de Asean en su geografía, y que ésta hablara con una sola voz.
Otro objetivo de esta integración era el de lograr un mayor progreso económico en la región, cooperando y compartiendo aprendizajes entre diez países con diferentes regímenes politicos, culturas y religiones. Así, Asean supo interpretar correctamente las tendencias mundiales, para desarrollarse a un ritmo fenomenal. En efecto, si en el año 2000 el PBI combinado de Asean era de 620 mil millones de dólares, en el 2021 llegaría a 3 mil millones. Sin embargo, se notarían cambios en su comercio exterior, ya que si en el 2001 su comercio con China –unos 29 mil millones de dólares– representaban aproximadamente un cuarto del comercio con EE.UU., en el 2021 el comercio con China alcanzó 669 mil millones de dólares, mientras que el comercio con EE.UU., llegó a 364 mil millones.
Sin embargo, antes de este período de extraordinario desarrollo, varios de los miembros de Asean –Tailandia, Malasia, Indonesia– aprendieron duras lecciones durante la crisis financiera asiática de 1997, para lograr mantener su solidez e independencia económica. Entre ellas podemos citar cuatro: 1) convertir déficits de cuenta corriente en superávits, exportando más de lo que importan, 2) mantener un alto nivel de reservas de monedas extranjeras, como en el caso de Malasia cuyas reservas representan el 33% de su PBI, 3) neutralizar los flujos de entrada de capitales mediante flujos de salida, por ejemplo con el Banco Central aumentando sus reservas en moneda extranjera, y 4) no acudir al FMI, guardando así la autonomía en materia económica, evitando la intromisión de potencias extranjeras. Así, las naciones de Asean mantienen también la centralidad en sus asuntos económicos.
Una característica destacada de Asean fue llevar a cabo una diplomacia activa y enfocada para la aceptación internacional de sus objetivos e intereses, a través de un balanceo geopolítico activo. Uno de los instrumentos más interesantes fue la creación de la figura de socios de diálogo de Asean, que llegan a participar en la segunda de las dos cumbres anuales de líderes de Asean. Estos son: Australia, Canada, China, E.U., India, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Rusia, Gran Bretaña y EE.UU. Para ser socios del diálogo, estos países han firmado un tratado de amistad y cooperación, cementando la centralidad del Asean en su territorio, y deben, entre otras cosas, obedecer la convención de la ley del mar de la ONU –crítico dada la característica insular de gran parte de Asean–, y la declaración de Asean como zona de paz, libertad y neutralidad, incluyendo ser reconocido como un zona libre de armas nucleares. Otras categorías de socios son los sectoriales –incluyendo a Brasil–, y de desarrollo –que incluye a Chile–.
El desafío mayor de este balanceo geopolítico activo ha sido manejar la rivalidad entre EE.UU. y China, y sus consecuencias en Asean. Así, el enfoque fue el de lograr ganancias mutuas con ambas potencias, y evitar un enfoque de suma cero con respecto a ellas. Sin embargo, la cercanía a China implicó roces con esta superpotencia por reclamos cruzados sobre islas e islotes en la estratégica área marítima. Si bien los conflictos son con algunas naciones del Asean, esto afecta la relación con toda la organización. Así, varios países reciben apoyo militar de EE.UU., enfocado en garantizar el tráfico comercial en el Indo Pacífico, aunque la influencia de China en este campo va aumentando.
China tiende a concentrarse más en el desarrollo de la región, donde cada país tiene la libertad de cómo lidiar con las superpotencias. Un caso interesante es el uso dela tecnología 5G de Huawei: Indonesia y Filipinas lo han adoptado, mientras que Malasia, Singapur y Vietnam, no. Aquí los países deben sopesar el uso de una tecnología menos costosa, contra las preocupaciones norteamericanas. Otro vehículo de influencia china en cuanto a desarrollo, es la Iniciativa Belt and Road Initiative (BRI), que se tradujo en inversiones en trenes de alta velocidad (100 km/h) desde Vientiane (Laos) a la provincia china de Yunnan. O de Jakarta a Bandung en Indonesia. En este contexto, EE.UU. no ofrece planes semejantes, ni alternativas al BRI.
En efecto, un enorme desafío para el Asean será cómo administrar la competencia entre EE.UU. y China, balanceando las preocupaciones y sensibilidades de ambas potencias. En este contexto es interesante notar que China ofreció 1.500 millones de dólares en noviembre de 2021 para reconstruir sus economías post-covid 19, mientras que EE.UU. ofreció 150 millones en mayo del 2022. Para el experto norteamericano Paul Haenle “el riesgo de que la visión desde la región sea que EE.UU. trae a la mesa armas y municiones, mientras que China se ocupa de asuntos cotidianos como el comercio y la economía”, puede ser peligroso, cuando la primera prioridad en la región es el desarrollo económico.
Por otro lado, la interacción con Asean va dejándole algunas lecciones a EE.UU. Según el diplomático y experto de Singapur, Kishore Mahbubani, EE.UU. va absorbiendo por lo menos dos enseñanzas. La primera es no pedirle a un país determinado que elija entre EE.UU. y China. La segunda es evitar hacer juicios públicos sobre los diversos sistemas políticos locales. En ese sentido, según Mahbubani, las posiciones de EE.UU. en cuanto a defender las democracias, o su actual visión binaria entre democracias y autocracias, sin entender las diferencias culturales o históricas, puede ser contraproducente al lidiar con Asean. Mahbubani recomienda entonces tomar un camino más pragmático.
*Analista internacional.