COLUMNISTAS

Barranca abajo

default
default | Cedoc

Nuestro país repite periódicamente episodios críticos sin incorporar las lecciones básicas que la historia provee. Pero las repeticiones no son réplicas exactas. Siempre traen una originalidad.

La inflación ha estado presente durante extensos períodos en el paisaje económico argentino. Muchos gobiernos fracasaron en abatirla, pero ninguno había hecho algo tan novedoso como negarla. Desde 2006 hasta ahora la inflación acumuló un 250%, erosionando finalmente las ventajas competitivas que había dejado la gran devaluación de 2002.

Este verdadero descalabro intelectual y de gestión comenzó a inducir desconfianza en la moneda nacional. Antes de ser atrapados por el cepo, los ahorristas lograron atesorar US$ 33.000 millones tan solo en 2010 y 2011.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

La economía argentina está definitivamente barranca abajo y esto no se arregla sin decisiones prudentes en lo político y social, pero muy claras en lo económico. Todos los episodios previos de control del tipo de cambio terminaron en una liberación del mercado. En algunas ocasiones este proceso fue razonablemente ordenado y en otras explosivo.

El  Gobierno debería pensar cómo se sale del cepo de manera ordenada, posiblemente con alguna etapa intermedia de desdoblamiento o liberación parcial del tipo de cambio. El viernes las autoridades anunciaron un paso en esa dirección, aunque luce como una decisión improvisada y no parece formar parte de un plan más amplio. Para superar la crisis es imprescindible un reordenamiento del gasto público que evite el desborde que amenaza tener en 2014 y que ponga un límite a la expansión monetaria para financiarlo. El fantasma del ajuste con que el Gobierno responde siempre a estas propuestas es tan falso como la tasa de inflación.

Ordenar las finanzas públicas es un requisito imprescindible para recuperar también la confianza en el exterior y que el país tenga un flujo de capitales positivo que complemente los ingresos por exportaciones, hoy dependientes casi exclusivamente del sector agropecuario. Aislada del mundo y del acceso al financiamiento internacional, la Argentina no tiene posibilidades de obtener inversiones para explotar sus abundantes recursos naturales, ni para renovar su deteriorada infraestructura.


*Ex viceministro de Economía.