Creo que fue Arthur Clarke el que dijo: “No creo en Dios pero estoy muy interesado en él”. A mí me pasa algo parecido. Por eso Lo ando buscando a ver si me puede aclarar una cuestión que me tiene preocupada y que solamente Él puede explicar, a saber: cómo puede ser que una cosa sea lo contrario de lo que es. Sí, ya sé, querida señora, estimado señor, eso resulta muy confuso, contradictorio, ambiguo, equívoco, y cuantos sinónimos se le vayan ocurriendo a usted. Por eso Lo necesito a El pero no sé en dónde vive o por dónde anda.
Lo que me pasa, vea, es que yo aprendí desde muy niña, y eso porque mi papá era militante radical, que ser de izquierda era respetar las opiniones distintas de las de una, creer en la alternancia del poder y en la división de poderes en una república. ¿Me sigue? Que ser de izquierda era ser honesto, derecho, transparente en su vida y sus obras, considerado con los oponentes a los que en ningún caso despreciaría como enemigos sino como lo que son, gentes que no están de acuerdo en todo con él, o ella. Que la gente que ha obedecido a un ideario de izquierda se retira de la función pública, sin más dinero del que tenía cuando entró. Personas que piensan en el ejemplo que les dejaron Belgrano, Illia, Martí, Sarmiento (que le pidió permiso a su sucesor Nicolás Avellaneda para mandar su correspondencia sin franqueo porque no le alcanzaba el dinero para comprar estampillas), Bolívar. A propósito de Bolívar, querida señora, aquí van un par de citas de don Simón el Libertador, atienda bien. Una: “Huid del país en el que una sola persona ejerce todo el poder: es un país de esclavos”. Dos: “El derecho de expresar sus pensamientos y opiniones oralmente o por escrito, o como fuere, es el primero y más estimable don de la democracia y no hay leyes que puedan prohibirlo”. Eso es sostener el ideario de la izquierda, estimado señor, ¿no le parece? Eso, y no hacerse remillonario gracias a las ventajas que da el poder. Eso, todo eso y no perseguir a los que no piensan como el que mande, a los que en todo caso hay que tratar de convencer, pero no encarcelar o exiliar o acorralar.
Y aquí viene, claro está, mi confusión. Porque yo creía en todo lo que pensadores honestos y serios habían dicho, y de pronto me encuentro ante las loas hacia individuos que han hecho todo lo contrario y a quienes se califica hoy de gente de izquierda. ¡Cómo! ¿Lo son realmente? ¿Lo son después de haberse enriquecido sin pudor? ¿Después de haber inventado un pasado más o menos glorioso o respetable que no existió nunca? ¿Lo son cuando persiguen a quienes no piensan como ellos? ¿Lo son cuando usan el dinero para conseguir más dinero y el poder para conseguir más poder? ¿Lo son cuando protegen a su lado a delincuentes, corruptos, inútiles cuyo único mérito es el de chupar las medias y aplaudir? ¿Lo son cuando eliminan a los medios que no comulgan con ellos? ¿Lo son cuando no se preguntan si lo que están haciendo es honorable y correcto? ¿Lo son cuando convierten un nombre ilustre en un adjetivo vacío?
No, no lo son aunque ellos digan que sí y alardeen de demócratas. En ese alarde viene también, y al mismo precio, mi descalificación. Porque como yo creo en la democracia, pero lo creo de veras, no en sosas vacías palabras, como creo en la división de poderes, en la libertad de pensamiento y de expresión, en el diálogo y el intercambio de ideas (yo puedo estar equivocada, sí; y vos también podés estar equivocado, che loco, así que no nos matemos, vamos a tomar un café y hablemos), en la alternancia del poder, en las manos limpias, sí, ay, en las manos limpias, entonces estos tipos que sin ningún fundamento concreto me dicen que son de izquierda me tratan a mí de derechista conservadora y agregan adjetivos tan estúpidos que ni merecen citarse en joda. ¿Me explico? Ellos dicen ser de izquierda y actúan como la más recalcitrante derecha contrariando todo lo que sostuvieron Martí, San Martín, Bolívar, Belgrano. Yo apoyo lo que ellos dijeron y ellos me dicen que soy de derecha. ¡Pero vamos!
Una cosa es lo que es y no es al mismo tiempo lo contrario. Por favor, si usted lo ve a Dios dígale que Lo ando buscando.