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Cada vez más hinchas de clubes argentinos sufren la represión policial en Sudamérica

En las últimas semanas quedó evidenciado como nunca, con el abuso de las fuerzas de seguridad en diferentes ciudades de Brasil, y a la hinchada de Boca en las calles de Montevideo.

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Episodios. La policía uruguaya y la brasileña, en la misma situación: maltratando a hinchas argentinos en partidos por la Libertadores o la Sudamericana. | AFP/cedoc

La Libertadores o la Sudamericana tienen un lado B para cualquier hincha de Argentina que desee seguir a su equipo lejos de casa. Sucede desde que las copas no se televisaban y generaban su propia mitología, tanto adentro como afuera de una cancha, pero quedó reforzado en las últimas semanas con escenas en las tribunas de los estadios de Brasil o en las calles de Montevideo. Todas con un denominador común: la policía reprimiendo a la parcialidad argentina.

Lo que vivieron las personas que viajaron a Río de Janeiro para ver a Argentinos Juniors contra Fluminense el martes pasado no fue una fiesta, sino una pesadilla. El mismo presidente del club de La Paternal, Cristian Malaspina, lo describió como un cerrojo deliberado: “La ubicación del palco visitante fue una entrega; muy decepcionado con la dirigencia del Fluminense. Nos atacó el público visitante, la seguridad privada y la policía militar”, escribió en sus redes sociales.

Argentinos Juniors publicó un comunicado de tres partes en el que daba detalles de los maltratos de la organización y los simultáneos abusos por parte de la policía, que disparó a quemarropa en medio de la platea, además de tirar gases lacrimógenos: “Las fuerzas no tenían por objetivo evitar incidentes sino provocarlos y producir una escalada de violencia”. El Consulado General Argentino debió brindar asistencia a hinchas que sufrieron esa represión y la subcomisión del hincha, además de reclamar la libertad inmediata, comparó el trato recibido en La Paternal a hinchas de Fluminense y pidió que la Conmebol actúe.

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También en Brasil, Mayra Villarreal, hincha de Estudiantes que viajó a Brasil para ver a su equipo contra el Goias, describió el calvario que vivió en la previa del partido: “Nefasta la Policía brasileña aprovechándose del hincha argentino y más aún de la hincha mujer, abuso total. Nos hicieron apoyar más de una hora y media contra el micro. Nos tocaron hasta el alma. Nos llevaron una por una adentro, nos hicieron desnudar y mostrar que no teníamos nada”. Situaciones similares a las que vivieron hinchas de Argentinos y Estudiantes sufrieron hinchas de San Lorenzo y Newell’s. 

En diálogo con PERFIL, el director de la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (Aprevide), Eduardo Aparicio, reconoce que el accionar policial en algunos Estados de Brasil “es desmesurado”, y menciona que, a diferencia de lo que sucede en el gigante país vecino, en Uruguay o en Colombia, en Argentina –especialmente en la provincia de Buenos Aires– el Aprevide invita al consulado de cada país para que actúe como veedor del operativo policial que recibe y organiza el ingreso y egreso de las parcialidades visitantes. 

La represión a la hinchada de Boca en Uruguay, antes del partido de ida contra Nacional, circuló ampliamente en los dos márgenes del Río de la Plata, pero lo que no circuló tanto fue lo que sucedió cuando Argentinos jugó contra Liverpool por la fase de grupos: los 23 micros fueron retenidos durante más de seis horas en el paso fronterizo de Fray Bentos, lo que hizo que más de la mitad de los hinchas llegaran a Montevideo con el partido empezado. 

Pero la hostilidad no proviene solo de las fuerzas de seguridad. Ya es común que el origen de los enfrentamientos entre hinchadas brasileñas y argentinas tenga la misma secuencia: un brasileño –o varios– quemando el billete de mil pesos argentinos y burlándose por una devaluación constante. Sucedió el otro día en Rosario, en el partido entre Newell’s y Corinthians por los octavos de finales de la Sudamericana. Y había sucedido unas semanas atrás con el equipo rosarino ante el Santos. El director del Museo de la Memoria de Rosario, Lucas Massuco, le dio un sentido sociológico a estas postales pendencieras: “Es violento mofarse de una situación delicadísima, como es nuestra economía, que cuesta vidas, porque significa pobreza, exclusión, marginalidad”, dijo.

Aparicio destaca que, desde ahora, cualquier seguidor de un club del exterior que proceda de esa manera se lo incluirá en la infracción a los artículos 10 y 14 de la ley 11.929 de Argentina, que son provocación e incitación a la violencia. La Aprevide, en conjunto con la policía del distrito, individualizará, identificará y “trasladará a la comisaría con jurisdicción en el estadio al implicado, lugar donde se labrarán actuaciones de rigor e impondrá prohibición de concurrencia a Espectáculos Deportivos”. Lo más suculento será la sanción económica al club, que llegará hasta los cien mil dólares. Un dinero que no garantiza nada, pero al menos le pone un valor al maltrato.

LT