El mundo cambió. Y en materia de virtualidad y de evolución del e-commerce, aquello que parecía una prédica profética producto de la visión de quienes estamos convencidos de que vivimos en la era de mayor transformación de la historia de la humanidad, un día despertamos y de repente, como quien adelanta un buen tramo de una película, se había hecho realidad y ya estábamos parados en ese futuro.
Gobiernos y países enteros, empresas y pymes, profesionales, comerciantes y emprendedores, todos tuvimos que readaptarnos a este reset global gigantesco e inaudito causado por la pandemia. Una parte importante de ese cambio ha tenido que ver con la manera en la que consumimos todo aquello que necesitamos. Primero lo primero, lo indispensable para subsistir. Pero las semanas fueron pasando y dieron lugar a necesidades no tan básicas, indumentaria, tecnología, insumos y finalmente todo lo necesario para que la rueda siga girando.
Palieres de edificios con cajas apiladas, camionetas, furgonetas y motos entregando pedidos, alguna imagen de todo un avión lleno de cajas (ocupando también butacas que en tiempos normales están destinadas a seres humanos), quejas en redes sociales por productos que no llegan en la fecha esperada, son todas escenas que vemos a diario y se multiplican con una frecuencia inusitada. Son apenas unas pequeñas muestras de un fenómeno económico que los números exacerban de una manera notable. La pandemia aceleró impresionantemente el crecimiento del comercio electrónico.
Si abordáramos el análisis estudiando lo que sucede en cuanto a la creación de empresas, caeríamos en la cuenta de que posiblemente no haya vertical tecnológico que esté creciendo más en estos días que el relacionado con la logística. Día a día se crean startups, empresas grandes compran a otras más pequeñas para garantizar su expansión y capacidad de operación, rondas de inversión rimbombantes con inversores ángeles y venture capitals que se vuelcan al rubro. En fin, una ebullición pocas veces vista.
Un par de números bastan para dimensionar la contundencia del fenómeno. Según la Cámara Argentina del Comercio Electrónico (CACE), solo en abril 2020 el crecimiento fue mayor al de todo el año 2019 (84% en un mes vs. 79% en un año entero). Y tengamos en cuenta que hablamos de algo que no para de crecer desde que irrumpió en los primeros años del milenio.
Un informe recientemente compartido por Mercado Libre da cuenta de números que dejan boquiabierto al más preparado. En Latam, 5 millones de nuevos usuarios compradores registraron al menos una operación (¡la primera de su vida!) en las semanas iniciales de cuarentena, de los cuales casi 700 mil son de nuestro país. Además, en todas las categorías de tipos de productos se registraron fuertes incrementos en los volúmenes de transacciones, entre un 100% y 300%.
Y es que, volviendo a lo cotidiano, a todos nos tocó ver de cerca cómo en la verdulería o la librería del barrio te tomaban los pedidos por WhatsApp, al tiempo que creaban o emprolijaban sus redes sociales dando a conocer productos, promociones y ofertas.
Pero todo esto sería meramente coyuntural si no estuviera sobradamente demostrado que las barreras culturales que se derriban difícilmente tengan retorno en hábitos y costumbres. Basta pensar en cada una de las cosas en que la tecnología se ha ido metiendo en nuestras vidas, casi sin darnos cuenta, y haciéndonos todo más simple y fácil, cercano y accesible. No hay vuelta atrás.
A medida que el volumen de todo este universo se agiganta, también crece la necesidad de incorporar skills que nos permitan abordarlo y gestionarlo. Cada vez más estos conocimientos son indispensables en la cadena que permite finalmente que quien nos compró esté dispuesto a volver a hacerlo, a recomendarnos y a dejar un feedback positivo de su experiencia. Los cambios repentinos generan crisis, y con ello aparecen las oportunidades, pero solo serán aprovechadas por líderes y profesionales audaces y con la visión correcta y, fundamentalmente, formados para ello.
*Advisory board de Endeavor Argentina y director de la Diplomatura en e-commerce de la UBP.