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ECONOMISTA DE LA SEMANA

Prevenir la pandemia económico-financiera

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Futuro. La Argentina transitará años de exportaciones mayores a importaciones. | cedoc

A la salida del Covid-19, el principal desafío del Gobierno será aceitar los engranajes que hoy traban el desarrollo productivo del país. Se requiere un plan de estabilización para Argentina. Es imposible acabar con 80 años de inflación sin reglas claras, con la falsa premisa que las tasas de interés deben ser positivas en términos de inflación, y sin sincerar que el dólar es nuestra verdadera moneda.

Nuestro país necesita parar la pelota y acomodar las variables, como se hizo en la época del austral y la convertibilidad. Hoy esos planes son “mala palabra”, pero en realidad NO lo son. Fueron buenos planes, bien lanzados, pero mal administrados. Es como pretender ganar un campeonato, pero después no entrenar nunca más para mantenerse campeón. Se requiere: orden y disciplina, sobre todo disciplina fiscal, sin ella NO salida posible. ¿Con flor o sin flor? No se puede cambiar esto a mitad de un partido de truco.

En un intento desesperado de mantener la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, en términos de darle al Gobierno cierta tranquilidad, se han tomado una serie de medidas tendientes a frenar las especulaciones financieras, algunas acertadas y otras con total desatino.

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El trasfondo de la cuestión es la “política cambiaria”, y el camino adecuado es sumamente claro: la unificación del mercado cambiario. El contexto económico, a la salida del Covid, es una oportunidad única para conseguirlo, y el Gobierno deberá atacar este tema con un fusil, no con ametralladora.

Indudablemente, a la salida del tema Covid, habrá muchos problemas económicos, y si no se mueven cuestiones “bíblicas” de nuestro andamiaje económico-financiero, se padecerán en forma más severa. Argentina va a transitar un panorama de 2 o 3 años, en donde las exportaciones van a superar con cierta amplitud las importaciones, ya que, manteniendo un tipo de cambio elevado, a niveles de 80/90 pesos, enfrentaremos un contexto donde las exportaciones van a incrementarse rápidamente y las importaciones no van a ser tan fácil de ser realizadas. Desde ese punto de vista, este es el momento indicado para realizar esa unificación.

Hay que aceptar que la verdadera moneda argentina es el dólar y el peso es la moneda que usamos para ir al supermercado. Los gobiernos argentinos tienen que dejar de lado el “temor al dólar”, sembrado por la hiperinflación del 89/90.

Hay que sincerarnos y aceptar que la moneda que rige la vida de los argentinos es el dólar. El argentino sueña en dólares, piensa en dólares, ahorra en dólares y hace transacciones importantes estrictamente en dólares. Negar esta realidad, nos pone en la permanente pulseada entre: el dólar, la inflación y la tasa de interés. Si simplemente aceptáramos esto, y se implementará un sistema de ahorro basado en el valor del dólar, las tasas automáticamente bajarían y casi todas las cuestiones macroeconómicas se resolverían: desde un contrato de alquiler hasta un préstamo para una empresa.

En definitiva, esto ha sido el gran acierto de la convertibilidad. Esta convertibilidad que luego se perdió, no por el esquema en sí mismo, sino por la falla estructural fiscal que venimos arrastrando desde hace más de 10 años. Argentina, no conoce el superávit fiscal, salvo por los años del gobierno de Néstor Kirchner. Hoy tenemos la chance de repetir esa historia de gloria económica, pero debemos interpretar así la cuestión y no continuar con la a eterna batalla perdida, permitiendo flexibilizar y dinamizar toda la economía.

Hay muchas cuestiones que ajustar para que la salida no sea tan traumática. Imposible abarcarlas todas:

Los gobiernos provinciales acostumbrados a pedir dinero a Bs. As. en lugar de explotar sus propios tesoros enterrados haciendo un diagnóstico de situación, analizando sus activos improductivos, poniéndolos a trabajar: desde sus recursos naturales hasta como por ejemplo movilizar los activos improductivos, pero valiosos, como por ejemplo los institutos provinciales de viviendas (IPV) y otros organismos y tantos otros mecanismos que le permita financiarse en el Mercado tanto local como internacional.

Las empresas que se enfrentan a perdidas enormes de capital de trabajo y deberán buscar alternativas novedosas de financiación más inmediatas y con mejores tasas: como las facturas de crédito electrónicas, que dan lugar a un mejor financiamiento de las pymes, recomponiendo el capital de trabajo de las grandes empresas y permitiendo colocar el excedente de dinero del mercado.

Los individuos agobiados por el sistema tributario vigente. Los impuestos al trabajo, en un ambiente dónde la desocupación va a ser altísima y el asistencialismo va a tener que extenderse post Covid, es un tema a atender con urgencia.

Tenemos la oportunidad de transformar las consecuencias de esta “pandemia-económica” y transformar el futuro apocalíptico en una oportunidad. Para ello hay que reconocer los errores de archivo y trabajar todos  unidos: políticos, empresarios, productores y organizaciones.