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ciencia vs. politica

Capitanich, Edesur y la verdad

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La ventaja que tiene la verdad es que no se discute, y en algún momento de la historia del mundo, un momento cercano a nuestro momento, la verdad como idea general fue inventada.
Cuando una persona la cuenta a otra de algo supuestamente verdadero, en general algún conocimiento científico, tanto el que lo cuenta como el que lo escucha, no tienen más que llenarse de información. Que los hierros se funden al calor o que el agua hierve a 100 grados no es un tema de debate para un asado, se funden y listo (¿a 100 grados el agua? Mirá vos…). Y como dice Luhmann, “se habla de verdad únicamente cuando la selección de información no se atribuye a ninguno de los participantes”, es decir que el contenido de lo que se dice no obedece a intencionalidades del que da a conocer la información. La ciencia y su enorme amigo, la verdad, tienen la función de transmitir información novedosa casi sin cuestionamientos.
La política trata también de llevar adelante discusiones públicas simulando ser portador de verdad pero con un éxito bastante bajo. La palabra “verdad” es utilizada por todos lados, es decir su semántica (“la verdad que esto es muy cierto”), pero solo en la ciencia es donde adquiere su carácter moderno. Para el resto es solo un préstamo para discusiones y vaguedades de supuestas realidades.
La política no es el espacio para el despeje de verdades o mentiras, sino el lugar para la construcción de sospechas en base al conflicto. Las cosas que se hacen en el ámbito de la política sí son para influir en las personas y si una verdad sirve para lograrlo, se usará con gusto; si se requiere otra cosa, entonces con más gusto aún también se inspeccionará de qué agarrarse (por ejemplo los archivos televisivos que muestran contradicciones).
Todo lo que en política ocurre está sujeto a sospechas y nadie debe esperar lo contrario. Mientras la ciencia tiene un método que blinda su accionar de las opiniones, la política tiene a los opositores y a la opinión pública. Los funcionarios viven el día tomando decisiones, en general coaccionados por las circunstancias y basadas en ningún método infalible. Cada decisión abre un debate nuevo, desde si la decisión fue la correcta hasta las intencionalidades ocultas de quién las toma. Mientras la ciencia informa, la política intenta influir y es allí donde todo el caos nace.
Cuando hay un corte de luz, mas que resolver el problema energético el Gobierno necesita proteger su energía de opinión pública, y entonces hace un llamado a Edesur muy enojado. Al hacer ingresar en la discusión pública a Edesur, le modifica su espacio natural de empresa y la transforma en otro actor político del que entonces se pasa a sospechar, se suponen intencionalidades y todas esas cosas que se dicen entre gobierno y oposición.
El espacio de la discusión pública tiene reglas propias que poco tienen que ver con los procederes de los investigadores en ciencia aplicada. Sin embargo, lo más común es atacar y defender buscando mostrar cada uno su verdad como si fuera posible que esto tenga un impacto en la opinión pública. Pero la gente que mira todo esto hace enormes esfuerzos por adaptar lo que observa a sus propias estructuras previas. El que es kirchnerista, además de hacer malabarismos teóricos para vivir con la llegada de Capitanich a la Jefatura de Gabinete, tendrá enorme predisposición para tender a creerle al Gobierno; los que odien a Cristina se pondrán tal vez del lado de las empresas. No es la verdad de las cosas el tema que importa, sino el punto de referencia del que mira.
Las cosas en general quedan casi como antes de las acusaciones cruzadas y también sin luz y con seguros cortes para el próximo año. Seguramente habrá ingenieros llegando a la verdad en base a análisis de consumo energético sobre qué se necesita y por dónde empezar junto con otros riesgos asociados, pero eso es para detrás de cámaras.
Todos piensan que siempre algo extraño se esconde detrás de las cosas en política y que seguro nunca es la verdad. De eso sólo se ocupan los científicos, a quienes se les llamará cuando llegue el invierno, justo cuando las noticias son otras.

*Sociólogo. Director de Ipsos-Mora y Araujo