¡Estamos estrenando año! Esto es algo que siempre nos llena de ilusiones y optimismo. Este 2022 viene cargado de posibilidades después de un 2021 tan duro y con tantos sinsabores. La pandemia del covid no solo no terminó, sino que con las nuevas variantes del virus cada vez se va complejizando y perdemos la esperanza de liberarnos por ahora.
El 2022 en ese sentido no se presenta distinto, ahora la variedad ómicron nos tiene a su merced. Pero esto no nos impide celebrar el primer año de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, Ley 27.610; no es algo menor ni que podamos dejar pasar. Todavía tenemos el recuerdo de la emoción y la alegría de esa noche del 30 de diciembre de 2020 cuando se aprobó la ley, junto a la de los mil días.
Pero también tenemos el sabor amargo de las veces que vimos durante 2021 que no se cumplía la ley, que se buscaban excusas y se negaba a mujeres, cualquiera fuese su edad, condición social y/o lugar de residencia, el derecho que tanto nos costó lograr. Esto se repitió en muchos lugares del país, algo que se debe seguir denunciando porque viola la ley, no puede ser impune ni permitido.
A esto se sumaron los continuados y reiterados intentos de suspender su aplicación a través de amparos y acciones legales ante una Justicia que muchas veces parece tener poco apego a respetar y hacer respetar la ley, la interpreta a su modo y no como la Constitución nacional lo indica.
El año 2021 fue movido, surgieron tantos amparos, hechos en copia, como si se imprimieran y vendieran solo para completar los datos del presentante, pero ninguno frenó la implementación de la ley. Quienes se oponen nos siguen sorprendiendo con nuevas formas de sabotear su aplicación. La última fue el pedido de sanción a las/os/es profesionales médicos que practican estas interrupciones, algo para atemorizar a los profesionales médicos y así concretar su autoproscripción y dificultar el acceso de las mujeres a la IVE.
Lamentablemente estos grupos no invierten sus esfuerzos en realizar hechos positivos, como ayudar a los miles de niñas y niños que están pasando privaciones importantes y que quedarán con secuelas serias por los déficits en estos primeros años de vida.
En este sentido, celebramos la publicación de Unicef “Pobreza monetaria y privaciones no monetarias en Argentina”, en la que evalúan la situación de la niñez desde las distintas privaciones y sus consecuencias.
Esto permite analizar los distintos tipos de carencias e indica que el tema es más complejo que medir el nivel de pobreza o de indigencia de estos niños. Y este análisis multicausal e intersectorial nos obliga pensar en soluciones integrales y no meramente ene un subsidio económico, que obviamente debe darse, pero no solo sino acompañado de un paquete de prestaciones.
Quienes se oponen a la IVE en defensa de los derechos de los fetos no expresan ningún tipo de interés en ayudar a mejorar las condiciones de vida de los miles de niños ya nacidos y que viven privados de las necesidades más elementales. Sería mucho más útil que canalizaran allí sus esfuerzos, aunque en realidad poco les interesa el bienestar de la niñez. Esto queda demostrado por el bajo apoyo e interés evidenciado frente al programa de la ley de los mil días presentado recientemente por el PEN.
Este nuevo año nos encontrará en la calle, en los servicios de salud, en la Justicia y donde sea necesario defendiendo la vigencia plena de la ley IVE y luchando por defender la vida de miles de mujeres, para que no mueran por no poder tener acceso a una IVE, como les pasó a sus madres, hermanas, tías y/o abuelas. ¡Porque honramos la vida defendemos la IVE! Ni una muerta más por un aborto clandestino.