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Celulares conectados al cerebro

Los teléfonos móviles son una plataforma híbrida que amplía nuestro sistema nervioso central. Modulan el intercambio de información entre los impulsos eléctricos del cerebro y el mundo exterior.

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Según datos de la MMA (Mobile Marketing Association) en el año 2020 el 73 % de las personas en el mundo estarán abonadas a un servicio de telefonía móvil. | Cedoc

Durante siglos se hizo del hombre un robot y hoy el robot viene a liberarlo del trabajo mecánico. Pasamos de la mecanización del hombre a la humanización de la máquina. Ahora se acerca la fusión. Hasta que se logre la conexión definitiva, las plataformas híbridas cumplirán un rol fundamental.

En eso pensó Elon Musk al crear Neuralink la empresa de neurotecnología para el desarrollo de interfaces implantables para conectar el cerebro a una computadora. Los artistas son los radares de la sociedad y nos vienen alertando de esto desde hace décadas en libros y películas. En algún momento iba a llegar. Julio Verne predijo el siglo XX y Bradbury, Dick y Asimov el siglo XXI.

Los teléfonos celulares son una plataforma híbrida que amplía nuestro sistema nervioso central. Modulan el intercambio de información entre los impulsos eléctricos del cerebro y el mundo exterior. Los móviles tienen una forma participante que exige, con toda la intensidad de la polaridad eléctrica, la coparticipación. Cuando la memoria nos quedó chica inventamos internet. Desde entonces asumimos la amnesia digital y apelamos a los recuerdos en la nube. No es una pérdida de percepción, es un reenfoque.

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Si le preguntamos a cualquier joven qué es lo primero que hace al despertase va a responder: “Prender el celular”. A partir de ese momento el teléfono lleva y trae información en una inmensa red. Los satélites registran movimientos con el GPS, las redes sociales archivan nuestro inconsciente y las fibras ópticas submarinas nos enlazan en un abrazo virtual con el mundo. Dejamos de lado la fragmentación de herramientas que fue característica de la era industrial y reunimos a todos nuestros sentidos en un solo dispositivo, el teléfono celular. Desde él enviamos nuestras emociones y pensamientos convertidos en información y recibimos más información en un ciclo de retroalimentación continua.

Según datos de la MMA (Mobile Marketing Association) en el año 2020 el 73 % de las personas en el mundo estarán abonadas a un servicio de telefonía móvil. El 63 % de los habitantes usará un Smartphone. En América Latina los porcentajes son aún más altos. La tecnología 5G ya tiene fecha y se espera que para 2025 un tercio de la población mundial esté cubierta. Ya en 2020 desde los celulares podremos acceder a transmisiones en vivo de alta calidad y a aplicaciones de realidad virtual o aumentada. A través de esas aplicaciones el cerebro empezará a recibir de manera instantánea cantidades industriales de información. Una vez más será clave su organización.

Entre las diferentes aplicaciones de comunicación y medios, el teléfono móvil se está convirtiendo en nuestra principal fuente de información. Trabajo, noticias y entretenimiento se funden en un solo dispositivo. Cómo afrontarán los medios de comunicación semejante cambio de escenario es el gran desafío. Por un lado encuentran la interfaz soñada para hacer el anhelado “diario vivo”. Pero también se enfrentan a un mundo desconocido sin antecedentes. Aunque las respuestas estén a la vista. Somos los conejillos de indias que exploramos y sondeamos todo el tiempo. Pueden vernos interactuar con las noticias y con la publicidad. De alguna manera ayudamos a diseñar las nuevas formas de anuncios y damos claves de cómo presentarnos la información.

Los medios de comunicación como productores y organizadores de contenidos no pueden correr la carrera desde atrás porque nunca llegarán a alcanzar a la tecnología. Deben anticiparse y animarse a dar el salto. La proliferación de aparatos eléctricos profundizó la polaridad y ese mecanismo obliga a la interacción, algo que todavía no logran resolver los medios tradicionales en su versión online. En los ambientes virtuales la oferta de información es inmensa. Los usuarios definen sus preferencias y éstas determinan la nueva cultura. La organización de las audiencias en función de sus preferencias pareciera ser uno de los puntos centrales a tener en cuenta. A partir de entonces ser el canal por el que llegue todo lo que el usuario necesite. Como la información quiere ser libre y se multiplica, esto es lo que la vuelve valiosa. Cómo encontrar lo importante y lo necesario en medio del ruido. Para eso es necesaria la visión humanística que aporta el periodismo. Eso no puede ser reemplazado por la máquina.

 

Alejandro María Correa - Investigador de medios de comunicación

Twitter: @alargie