Lo había anticipado el Indec, cuando dio la información del tercer trimestre sabíamos que en el cuarto trimestre habría más de 45 puntos de pobreza. La pobreza por ingresos tiene dos componentes básicos: pérdida de los perceptores de ingreso en los hogares y, por otro lado, un nivel de ingresos complementario que no es suficiente para alcanzar el ritmo inflacionario.
Son los dos grandes temas que tiene el gobierno por delante. Resolver el tema de carencia de empleo –hay más de 13 puntos de desempleo cuando se restituya la actividad económica y veamos cuánta gente que quiere volver a emplearse lo logra o no– y hacer que los salarios, jubilaciones y pensiones evolucionen por arriba de la inflación.
El Indec dio a conocer ahora la evolución del índice de salario entre septiembre 2019/ septiembre 2020. Los salarios crecieron 31,8 en promedio, formales e informales, pero la inflación en ese mismo lapso creció 36 puntos. O sea que por ese camino de pérdida del poder adquisitivo del salario con respecto a la inflación vamos a tener cada vez más pobreza por ingreso. Hoy la línea de pobreza está valuada en 50 mil pesos para un hogar de cuatro miembros y el salario que más se repite en la economía argentina es de 45 mil pesos, por debajo de lo que requiere para no ser pobre.
Los promedios de ingreso de los hogares pobres son de 25 mil pesos, la mitad de lo que debieran tener para superar la línea de pobreza. Estamos en una situación compleja por esta doble condición: bajos salarios, jubilaciones y pensiones con respecto al aumento de precios y pérdida de perceptores de ingreso en los hogares por impacto del desempleo.
Como decía Néstor Kirchner, "no podemos ser el ala progresista de un partido conservador"
Sin embargo, a pesar de números actuales tanto de la pobreza como de ingresos pareciera que de cara al año 2021 el gobierno puede llegar a las elecciones de medio mandato con un rebote importante de la economía y que el apoyo que obtuvo el gobierno en las elecciones del año pasado se renovará e incluso, como se ponen en juego las bancas del 2017 donde a Juntos por el Cambio le fue bien, es probable que el gobierno sume bancas y hasta pueda tener mayoría en las dos Cámaras.
La oposición tiene el volumen electoral que tuvo, y al igual que el oficialismo lo mantiene. No hay muchas chances de que en un período de salida de la recesión el oficialismo pierda votos ni la oposición gane demasiado.
Con respecto a la coalición gobernante todos los actores coaligados saben que electoralmente el volumen central lo tiene Cristina. Es poseedora del 80% de los votos del FdT donde cada integrante tiene miradas diversas: más negociadora, progresista, socialdemócrata, popular-democrática, pero en esta coalición con un liderazgo electoral tan dominante, esos matices conviven perfectamente en unidad.
La asimetría amplía los márgenes de juego interno dentro del oficialismo y no parece que el hecho de que cada actor se defina de una manera u otra, importe demasiado a nadie en especial a Cristina y su liderazgo ordenador.
Finalmente, si hubiera que hacer un análisis de lo más positivo y lo más negativo de este primer año de gobierno, lo más positivo fue la renegociación de la deuda, por el volumen que implicó con los acreedores privados, y confío en Guzmán en su negociación con el Fondo y para un sector amplio de la sociedad el impulso a la aprobación del IVE, un viejo reclamo progresista que ya es ley.
Lo más negativo fue el poco músculo en la política de ingresos, falta mucho, hay que dar un mayor impulso a los ingresos familiares, tomar decisiones más contundentes con respecto a mejoras salariales, permitir paritarias y efectivamente ir a fondo con la mejora de jubilaciones y pensiones. El gran déficit sigue siendo los ingresos de las familias argentinas que continúan estando muy bajos, en eso estamos muy mal.
Y esta realidad de deterioro no se resuelve discutiendo derechos de tercera, cuarta o quinta generación.
Hay que distribuir el ingreso de manera más enérgica y progresiva para resolver carencias socioeconómicas tan extendidas, porque como decía Néstor Kirchner “No podemos ser el ala progresista de un partido conservador”.
Feliz año nuevo, estimados lectores de PERFIL.
*Director de Consultora Equis.