El senador y presidente de la UCR, Gerardo Morales denunció en los tribunales de Jujuy a la militante social Milagro Sala por enriquecimiento ilícito, acusándola de haber recibido, sin rendirlos, cuatro millones de pesos. Sala dirige una organización social que, al calor de la caída argentina de 2001, construyó en Jujuy 3.500 viviendas en cuatro años, a un valor de $ 72 mil, contra los 110 mil que facturan las grandes empresas privadas. Emplea a cuatro personas contra una de las mismas empresas, con su correspondiente sueldo en blanco y obra social. Junto con las casas y con la plata que ahorraron, crearon para abaratar costos y generar más trabajo una fábrica de bloques, una de adoquines y una de caños, más una textil. Construyeron 14 polideportivos con fútbol, básquet y pileta de natación, que en Jujuy era para las clases acomodadas (los pobres tenían que ir al río con agua contaminada) y está inaugurando un parque acuático, único en el NOA. Por último se ha construido un colegio secundario y se está inaugurando uno de educación especial. El verdadero enojo de Morales y los grandes medios con Milagro Sala es que durante la discusión de la Ley de Servicios Audiovisuales, la mujer denunció que el senador denostaba la publicidad oficial pero recibía por “negociaciones políticas” $ 140 mil por mes del mismo gobierno que criticaba, dinero que volcaba a una FM “trucha” de Jujuy. El senador acusa a Sala de haber fundado un “Estado paralelo”. Morales fue viceministro de Desarrollo Social de Fernando de la Rúa, hasta diciembre de 2001. ¿Qué podían hacer los pobres en el fin del delarruismo? Sólo un Estado paralelo. Cómo me gustaría ser el abogado defensor de esta mujer y pedir que el juicio sea oral, público y televisado: sólo pediría una tasación de lo construido por ella y de lo recibido de la Nación. Terminado ese juicio, le pediría a Morales un juicio de residencia, que se les hacía en otros años a los funcionarios cuando terminaban su mandato, a fin de que rindieran cuentas de la gestión terminada. Así la población podría evaluar lo que hizo un “civilizado” funcionario de Desarrollo Social y una “bárbara” Milagro Sala, al frente de una organización social.
*Ex jefe de Gabinete de la Cancillería.