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Cómo me convertí en terraplanista

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Apache. Conferencia de prensa como DT del Rojo. | prensa independiente

La derrota del sábado pasado con Colón fue demoledora. Para peor, ganaron Vélez y Huracán. Y renunció el Ruso Zielinski. Después de la colecta, del receso y de los refuerzos, la primera fecha de la Copa de la Liga dejó a Independiente en zona de descenso y sin DT. La ilusión duró un partido. Los hinchas, por supuesto, en llamas. Y no es para menos: diez años después del descenso la pesadilla insiste con eso de complicarnos la vida.

El domingo fue desolador. Arrancó temprano con la renuncia de Zielinski y terminó casi a medianoche con la llegada de Carlos Tevez. En el medio, un listado interminable de técnicos que simplemente dijeron no. Todo era caos, incertidumbre. El malestar estallaba en las charlas con otros hinchas, en grupos de Whatsapp, en las redes sociales. Catarsis por celular. 

Mi amigo Ulises me escribió: “A Erviti lo echaron de Atlanta y a Tevez le fue mal en Central. Por Dios!!!”. Tardo en responder porque los grupos de hinchas en los que participo están que arden. Hay decepción y pesimismo. No se salva nadie: dirigentes, ex dirigentes, técnicos, jugadores, ex jugadores y representantes de jugadores. Un periodista conocido escribió en un grupo: “Tevez no conoce el club. No lo siente. Pierde 3 partidos y lo sacan por la puerta de atrás al grito de bostero hdp!”, y tiene razón. Otro aporta: “No tiene antecedentes de técnico ganador. Es novato”, y también es cierto. Leo un tuit: “Claramente esto es una movida de Macri, Grindetti y Ritondo”. Otro: “No hay un sólo motivo lógico para traer a Carlos Tevez en un momento donde no hay margen de error. Escuchen al hincha! #TevezNo”. Coincido con todo lo que leo, con los audios que me mandan, con lo que me dicen. La ola de indignación ya es un tsunami. Este déja vù de 2013 me está liquidando.

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El zapping tampoco ayuda. Como si se regodearan en la desgracia ajena, todos los canales de deportes coinciden en el videograph: “El Rojo en zona de descenso”. Ponen fotos de los entrenadores que se negaron a venir. Y pronostican que Tevez es el candidato mejor posicionado. Falta que aparezcan Guillermo Francella en Fox y Agustín Colombo en TyC. El mundo conspira contra nosotros, no jodamos.

Pero algo ocurre. Algo extraordinario, sobrenatural. Casi místico, diría. Fue el lunes, después de la conferencia de prensa en la que Tevez se presentó como DT. La furia del fin de semana deviene esperanza. Los mensajes empiezan a cambiar el tono. “Dice que viene gratis, que no va a cobrar hasta diciembre”, comenta un amigo. Otro me manda un audio: “Che, bochinista, Tevez dijo que lo quiere al Bocha bien cerca, que lo necesitan”. Un tuit: “Carlitos dijo que el que no corre no juega, y que el que no tenga ganas, que se vaya”. Ante el hecho consumado, ante lo irreversible, nos entregamos a la fe.

Los hinchas somos unos sujetos muy particulares que nos aferramos al más mínimo indicio para creer. La desesperación nos pone una Biblia en la mesita de luz. Y nos entregamos. Unas pocas señales son suficientes, y si no llegan, las inventamos. Somos terraplanistas del fútbol. O devotos del gurú Ravi Shankar. O Testigos de Jehová un domingo a la mañana. O militantes troskos en la previa de una elección. Confiamos en lo imposible y allá vamos, convencidos.

Mañana arranca el Independiente de Tevez. La fe está intacta.