Argentina. Un país que cae y vuelve a caer un poco más y de ahí se levanta. Un país con una sociedad cansada de su dirigencia política, que cambian su voto de elección a elección esperando que llegue ese momento de éxtasis, para salir orgullosos a la calle y contar por quien votaron, que terminó sacando al país adelante. Al fin y al cabo, desde el lado de “la grieta” que se lo mire, si hay algo en común que quieren todos es poder salir de las debacles económicas, la pobreza, la inseguridad y sobre todo la incertidumbre de a dónde vamos.
Las elecciones de este domingo dejaron mucho más que ganadores y perdedores. Porque no se puede hablar de ganadores en una sociedad donde la pobreza alcanza el 40%. La dirigencia política a pesar de solo pensar en 2023 tiene una lista inacabable de problemas para resolver no para hoy sino para ayer.
En las PASO, el oficialismo tuvo un duro golpe de realidad con números que no le favorecía en muchas provincias. Números sorprendentes, han llevado a cambios en el oficialismo en su estrategia, su comunicación y sus acciones.
Las transformaciones iniciaron en el gabinete, para una reestructuración que calmara un poco los reclamos dentro del ala más kirchnerista acompaña al presidente. Asimismo, se llevaron a cabo medidas económicas como el congelamiento de precios y activar la economía informal de las zonas más vulnerables afectadas por la pandemia.
En línea con una fuerte bajada bajar al territorio para acompañar a la gente, buscando mostrar logros de gestión y transformar los malos recuerdos de la pandemia y las restricciones y mirar hacía un futuro en el que se destaque el gobierno.
El domingo 14, con grandes expectativas en la dirigencia política y la ciudadanía se conocieron los resultados finales; el oficialismo perdía el quórum en el senado al haber alcanzado la victoria solo en dos provincias de las 8 que competían y JXC se posicionaba a nivel nacional.
Se evidencio una fuerte competencia por quien obtendría la mayoría en diputados donde finalmente ninguno alcanzó el número necesario para la primera mayoría.
El panorama actual es un complejo escenario para el gobierno nacional que deberá negociar para poder dar lugar a alguna ley de su autoría o la aprobación de proyectos como el presupuesto 2022.
Además, se destaca que la izquierda hizo una gran elección quedando como tercera fuerza y el crecimiento de los partidos libertarios que obtuvieron representación legislativa en CABA y en provincia de Buenos Aires.
Dejando atrás, la discusión política y mediática de ganar perdiendo, podemos afirmar que el gobierno es consciente de que perdió y la oposición ha alcanzado un 10 % nacional más de apoyo a nivel nacional.
Creo que el peronismo debe explicar y explicarse la pérdida del caudal de votos y la baja de participación que llevó a alcanzar el nivel más bajo de participación desde el regreso a la democracia.
Alcanzar un acuerdo en la renegociación de la deuda externa con el ministro Guzmán será uno de los grandes desafíos. Además, el presidente aún le tiene dos años más de gestión en los que deberá liderar su coalición -con varias dificultades-, incluso aprender a negociar y pactar con la oposición para poder seguir adelante. Liderar un gobierno sin apoyo del congreso no es tarea fácil para ningún partido político. Sin embargo, esta gran dificultad puede llegar a ser la oportunidad para que todos los espacios políticos aprendan a trabajar por un objetivo mayor que es el de sacar el país adelante.
Es hora de que pregone el bien común porque cuando se enfrentan a situación excepcionales se necesitan medidas excepcionales que podría llegar a ser el de una dirigencia política unida por el futuro de una Argentina mejor.
*Politóloga de la Red de Politologas #NoSinMujeres y directora de la consultora Política Meraki.