La Asociación Nacional Republicana –Partido Colorado (ANR-PC)– fue fundada tras la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). El incipiente modelo industrial sudamericano terminó con la muerte de Francisco Solano López, derrotado por la unión de la Argentina mitrista, el Brasil imperial y el Uruguay subordinado a las potencias regionales. Y, en ese marco, el emperador brasileño desembarcó en Asunción.
“¿Qué lección Brasil, monárquico y esclavista, le iba a dar a Paraguay, republicano y sin esclavitud?”, se preguntaba Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América latina. El legado fue el Partido Colorado, fundado en 1887, por Bernardino Caballero, el presidente paraguayo que llegó al poder asesorado por Brasil.
Salvo por las primeras décadas del siglo XX, el Partido Colorado gobernó en Paraguay desde su origen hasta la llegada de Fernando Lugo en 2008.
La noche más oscura se produjo bajo el mando del dictador Alfredo Stroessner. Su gobierno de facto se mantuvo por 35 años, entre 1954 y 1989, y fue un claro ejemplo de la connivencia política, empresaria, militar y eclesiástica que supo tejer el Partido Colorado. Su régimen asesinó y torturó a más de 4 mil personas.
Stroessner fue derrocado por un golpe militar encabezado por su consuegro Andrés Rodríguez, otro militar del Partido Colorado. A su turno, Rodríguez también sufrió un intento golpista de otro militar colorado, Lino Oviedo.
El “jinete bonsái”, como se lo conocía a Oviedo, no llegó nunca a ser presidente pero es (tristemente) recordado por haber intentado dos golpes de Estado y por estar vinculado con el magnicidio del vicepresidente, también colorado, Luis María Argaña, asesinado en 1999 por un grupo comando.
Con los civiles también hubo problemas. El primer presidente colorado no militar fue Juan Carlos Wasmosy, un ingeniero que presidió el consorcio que trabajó en la construcción de la represa de Itaipú. Cuando dejó el poder enfrentó causas por enriquecimiento ilícito tras amasar una fortuna.
Las denuncias de corrupción también perseguirían a otros presidentes del Partido Colorado: Raúl Cubas Grau (1998-1999), un próspero empresario que construyó su riqueza vinculando negocios privados con obras públicas, y Nicanor Duarte Frutos (2003-2008), su gobierno se vio envuelto en polémicas tramas de corrupción y tráfico de influencias.
Este es el Partido Colorado de Paraguay que hoy puede regresar al poder para terminar con el paréntesis abierto tras la irrupción de Lugo. El ex obispo, hay que recordarlo, terminó anticipadamente su gobierno por un golpe de Estado protagonizado por la celeridad de un Senado mayoritariamente protagonizado por antidemocráticos dirigentes colorados.
El eslogan de la campaña del Partido Colorado es “un nuevo rumbo para el Paraguay”. Y en la biografía oficial de Horacio Cartes nada se dice sobre las sospechas de corrupción y narcotráfico que acumuló este empresario multimillonario que sueña con devolver al Partido Colorado al Palacio Solano Lopez.
Augusto Roa Bastos solía decir que Paraguay es una isla rodeada de tierra. Habría que agregar que está inundada por una historia colorada y oscura.