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¿Del día de qué maestro estamos hablando?

Alguna vez, alguien dijo que la provincia de Misiones parecía estar cayéndose del mapa. Ahora parece que hemos pasado a ser noticia todo el tiempo. Para bien o para mal.

Pina150
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Alguna vez, alguien dijo que la provincia de Misiones parecía estar cayéndose del mapa. Ahora parece que hemos pasado a ser noticia todo el tiempo. Para bien o para mal.
Asusta el extremo de desprestigio al que ha llegado nuestra dirigencia provincial. Como con este escandalete en ocasión de la fiesta del Día del Maestro. En una celebración para docentes, organizada por las máximas autoridades del gremio y del Consejo de Educación, con la presencia del ministro y del candidato a gobernador por el oficialismo, se desplegó un show erótico, con strippers y todo el condimento.
Con mucha razón dijeron algunos: “¡¿Adónde hemos ido a parar?!”
¿Qué podemos esperar de esta gente, capaz de convertir un acto de agasajo a los docentes y de homenaje a Domingo Faustino Sarmiento en un acto de campaña electoral, rebajándose a semejantes obscenidades?
¿Es esto o no una muestra práctica de la prostitución de la política?
¿Del día de qué maestro estamos hablando?
La política debería estar preocupada por el bien común de todos y, en particular, de los más pobres.
¡Pobre Misiones! Tan linda como sos, adónde nos han llevado tus dirigentes.
Ya decía la Biblia que la causa de la ruina del pueblo depende de sus malos dirigentes.
Pero más vale que empecemos por lo bueno. Cuando el año pasado, a este pequeño faraón que tenemos en el poder, se le ocurrió cambiar la Constitución para poder ser reelegido indefinidamente, el pueblo se puso de pié y dijo: ¡Basta!
Los misioneros demostraron haber alcanzado un cierto grado de conciencia cívica, de madurez. Ya no se dejan engañar como niños. Estamos dispuestos a defender nuestra dignidad. Que, en este caso, era defender las instituciones y la democracia. Yo dije entonces que a quien había que felicitar era al pueblo de Misiones.
Ciertamente, dimos un paso adelante en nuestro crecimiento democrático. Y creo que todo el país se dio cuenta de ello.
Pero ahora viene la segunda parte. Este obispo anciano, jubilado, “emérito” (aunque, como bien dijo un cura, emérito no significa inútil), les advirtió a los misioneros que esto se podía comparar a un partido de fútbol. Ganamos, y ganamos muy bien en el primer tiempo; pero en el segundo, como nos descuidemos, podemos perder todo lo que en el primero habíamos ganado.
Es evidente que este sistema despótico que hasta ahora domina a la provincia ha quedado mal herido, desprestigiado. Aunque no murió, como se está viendo por este esfuerzo desesperado que están haciendo para quedarse en el poder.
Parece que algunos de nuestros dirigentes son los únicos que no aprendieron nada el 29 de octubre del año pasado. Porque la gente no votó sólo un NO al actual Gobernador en su intento por perpetuarse, sino que dio a entender con total claridad que lo que busca es un cambio. Pero un cambio de verdad. No un cambio para que nada cambie, como suele decirse.
El pueblo ya se cansó. La paciencia tiene un límite. Ya robaron bastante. No nos engañarán con grandes obras públicas, monumentos faraónicos y casi inútiles, porque, como me dijo una ingeniera, en estos planes y obras públicas es donde más y mejor se puede robar.
Ya basta de tanta corrupción. Basta de impunidad. ¿Para cuándo un Poder Judicial independiente?
Son muchas las cosas que tienen que cambiar. Ya se ha demostrado que este sistema es una máquina de hacer pobres. Y que este Gobierno provincial, autista, que no escucha a nadie, no da más. Y lo que preocupa es que, de cara a las elecciones, la mayor parte de los candidatos que se han presentado, no son sino más de lo mismo. Los que ya conocemos. No creo que se hayan metamorfoseado tanto los que hasta ahora pensaban y actuaban de la misma manera.
El año pasado nos quejamos de lo sucia que fue la campaña oficialista. Lo que en este momento nos está ocurriendo con respecto a esta explosión de la Ley de Lemas es que, de no corregirse, hará inviables las próximas elecciones.
Espero que este año, como lo hicieron en 2006, los misioneros sabrán dar otra muestra de su dignidad. Que no se venden ni se prostituyen.
Que así sea.

* Obispo emérito de Misiones.

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