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Desafinado

Puede que este año el Papa siga con entusiasmo las incidencias del Festival de la canción de San Remo. Quién sabe incluso haga palmas frente a la pantalla líquida de la televisación en directo. La explicación es sencilla: hay uno que va a cantar y que piensa como él. Lo ayudará a sentirse menos solo en las filas languidecientes de la retaguardia del mundo. Al fin de cuentas lo que quiere el buen pastor es sumar ovejas al rebaño, y este parece ya sumado para siempre.

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Puede que este año el Papa siga con entusiasmo las incidencias del Festival de la canción de San Remo. Quién sabe incluso haga palmas frente a la pantalla líquida de la televisación en directo. La explicación es sencilla: hay uno que va a cantar y que piensa como él. Lo ayudará a sentirse menos solo en las filas languidecientes de la retaguardia del mundo. Al fin de cuentas lo que quiere el buen pastor es sumar ovejas al rebaño, y este parece ya sumado para siempre.
Se llama Giuseppe Povia, nació en Milán. Ganó la edición de este Festival hace apenas un par de años, pero hay gente que no se conforma con nada y ahora vuelve a presentarse. Lo hará con un tema de su autoría, intitulado Luca era gay. Cuenta la historia de Luca, que no es Prodan sino Di Tolve, y que consiste en haberse hecho gay al cabo de una infancia transcurrida entre tías, hermanas y madre. ¿Es Toto acaso? ¿Es otra traición de Rita Hayworth? No, porque a diferencia del personaje de Puig, Luca entendió que estaba enfermo y justo a tiempo se curó.
Giuseppe compuso una canción sobre eso. Una canción con mensaje, por supuesto, pero con doble mensaje: un mensaje, más de canto gregoriano, que pretende todavía que ser gay es estar enfermo; el otro, más un canto de esperanza, que anuncia que la enfermedad, bien tratada, tiene cura.
Esta clase de rezagos se asemejan a las minas sin detonar de las guerras terminadas: pertenecen a una batalla que de por sí ya no existe, y sin embargo conservan el poder de lastimar. Lo que dicen no se sostiene, eso está claro; pero activa discriminaciones y hace daño no pocas veces. Giuseppe Povia cantará su canción y seguramente desafinará. Habrá otros que canten más lindo y esta vez le tocará perder. Pero en todo caso dirá lo mismo que dijo el Papa en su discurso de fin de año, cuando en una asociación por lo demás curiosa niveló como problemas a resolver a la homosexualidad con el calentamiento global del planeta. Tan luego el Papa, que ha llevado la heterodoxia sexual al límite de pretender que se ha casado con Dios, debería ser más contemplativo con las opciones sexuales ajenas.