Cuando Hobbes y Locke hacen sus aportes para consolidar el paso del “estado de naturaleza” a la sociedad civil dando lugar a la figura del Estado, no se detuvieron en los mecanismos concretos a través de los cuales los ciudadanos elegirían a sus gobernantes. Por entonces imperaban las monarquías, cuyos gobiernos se ejercían “en representación de Dios”; y la vieja idea de democracia griega no era de utilidad dado que se practicaba en forma directa y además dejaba afuera a las mayorías esclavizadas.
La dinámica de la política fue creando diversas formas de representación que en muchos casos cuestionan el funcionamiento de la democracia liberal. Repasar las mismas puede resultar útil para establecer un diálogo que revise las formas de relacionarse representantes y representados, atendiendo tanto a los valores republicanos como a las necesidades materiales de las mayorías ciudadanas.
Las revoluciones rusa y cubana del siglo pasado fueron los primeros cuestionamientos serios a la democracia liberal, poniendo además en jaque la afirmación de que toda dictadura era una consagración de ideologías de derecha. Y lo hace al establecer esa forma de gobierno como una “dictadura del proletariado”.
Más recientemente, en la región aparecen experiencias ambiguas (sin consensos para clasificarlas) que dicen inspirarse en aquellas revoluciones pero que se mantienen en el poder a través de simulacros de consultas electorales y por un ejercicio del mismo que sin negar los principios institucionales los violan sistemáticamente (Venezuela y Nicaragua).
Pero las “dictaduras del proletariado” vuelven a escena con la experiencia china, aunque con diferencias importantes con las anteriores al permitir la producción capitalista, que tiene como consecuencia una forma de dominación que se aleja de las experiencias rusa y cubana. En estas últimas el sojuzgamiento de la voluntad ciudadana se hizo tanto por la dominación política como por la económica al ser el Estado el único proveedor de ingresos para la subsistencia. En cambio la experiencia china, al permitir que la economía capitalista ofrezca alternativas de empleo y de ingresos, reduce su control al nivel político. A esto debe agregarse su eficiencia productiva, que saca de la pobreza a millones de personas, y la creación de nuevas formas de consumo.
En cuanto a la democracia, sus ambigüedades conceptuales y los deficientes desempeños de muchos representantes elegidos para ser gobierno influyen para que aparezcan formas diferentes a la democracia liberal.
En lo conceptual, Sartori afirma en su Teoría de la democracia que la idea de pueblo “no puede reducirse a menos de seis interpretaciones”; Morgan lo considera una “ficción” en La invención del pueblo; y Laclau ofrece su construcción en La razón populista. A ello se suma que a partir de los aportes del liberalismo político, su fuerte influencia hace que desde entonces la democracia sea entendida como democracia liberal (Sartori), haciendo que muchos representantes limiten las funciones de gobierno a la garantía de derechos y libertades individuales, con descuido de las políticas que apuntan a satisfacer las necesidades materiales de existencia, dando lugar a un creciente descontento que ha llevado a diferentes formas de populismos, los que se alejan del respeto a las instituciones republicanas y reducen la democracia al proceso electoral.
Otra forma de práctica democrática formal cultiva el subdesarrollo y la pobreza para mantener cautivo el voto de una mayoría ciudadana a través del asistencialismo. Algo frecuente en varias de nuestras provincias, donde por elecciones garantizadas por ese voto cautivo se consagran gobiernos que en realidad, y pese a las apariencias, no son elegidos libremente, y que tampoco guardan las formas institucionales de una democracia republicana.
Finalmente, existe un desafío crucial y difícil de resolver: la imposibilidad de que las mayorías ciudadanas conozcan los requerimientos técnicos que les permitirían votar con fundamentos por políticas de largo plazo al elegir a sus representantes (desafío que, de forma cuestionable, ha resuelto el PC chino).
*Sociólogo. Club Político Argentino.