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Errores en común

Distintos candidatos, mismas respuestas

En 2015, Daniel Scioli tomó el resultado de la primera vuelta como Mauricio Macri el domingo pasado. Lecciones para calmar al país.

Daniel Scioli A24
Daniel Scioli | A24

Las reacciones de esta semana del presidente Mauricio Macri a los resultados electorales fueron muy parecidas a las del ex candidato Daniel Scioli en 2015, cuando supo que iba al balotaje. En ese entonces, Scioli reaccionó con desazón primero, enojo luego y, finalmente, adaptación. Al ex candidato no le alcanzó el tiempo para remontar la ola de consenso a favor de Macri que se produjo en esos primeros días.

Con el presidente se presentó el mismo ciclo. Su rostro de estupor del domingo se transformó en enojo el lunes. Finalmente, el miércoles pidió perdón y habló con su opositor, Alberto Fernández. La tragedia del asunto es que, en el medio de estas reacciones, la bolsa tuvo una caída histórica y nuevamente hubo una corrida feroz contra el dólar. Plantear hoy qué hubiera ocurrido si la adaptación hubiera sido más rápida es tan sólo un ejercicio intelectual. Quizás hubiera habido un reacomodamiento económico de todos modos, pero probablemente menos pronunciado.

Los ejercicios intelectuales, sin embargo, sirven para prevenir que secuencias como esta puedan ocurrir de nuevo. Para ello, primero es necesario entender qué ocurrió. El resultado de las elecciones es muy fácil de explicar: el famoso voto económico. Lo que resulta más complicado de comprender es por qué nos sorprendió a todos.

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Es claro que hay problemas metodológicos con las encuestas. Pero llama la atención la excesiva confianza que muchos hemos tenido en ellas, cuando ya había numerosas evidencias de que estaban fallando aquí y en el resto del mundo, como ocurrió en la elección de Trump, en el Brexit o en el referéndum por la paz en Colombia en 2016.

Especulo que el exceso de confianza en un resultado favorable es lo que condujo a las reacciones del presidente ahora y de Scioli hace cuatro años. Ninguno estaba preparado para el baldazo de agua fría. Ninguno de sus asesores pudo persuadirlos de prepararse para situaciones como las que enfrentaron. Si tomamos en cuenta que el gobierno de María Eugenia Vidal había advertido la posibilidad de la derrota, es más problemático el exceso de optimismo con el que se condujo el entorno del presidente.

¿Cómo evitar que eso ocurra nuevamente? Una alternativa es preparase para distintos escenarios. Los candidatos y otros decisores relevantes deberían tener mensajes y estrategias preparadas para las distintas circunstancias. Es probable que esto no evite las emociones negativas, pero brinda una hoja de ruta más clara, y pensada en situaciones de mayor tranquilidad mental.

Pero llama la atención la excesiva confianza que muchos hemos tenido en ellas, cuando ya había numerosas evidencias de que estaban fallando aquí y en el resto del mundo

No obstante, no parece que esta actitud vaya a prevalecer en el futuro cercano. La gran mayoría ya da por descontada una diferencia abrumadora a favor de Alberto Fernández. Este es un escenario muy probable, pero no el único. También es posible que el gobierno recorte las diferencias. Y posible, aunque altamente improbable, que haya segunda vuelta. Los candidatos, los analistas y los inversores deberían tener en cuenta que estos escenarios existen en la Argentina volátil. Es una buena precaución para no quedar nuevamente pedaleando en el aire.  

*Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral.