Continúa de ayer: Nuevo contrato social
Sobre el Nuevo contrato social, título de la columna de ayer, un amigo me escribió lo siguiente: “Muy buena tu nota pero creo que parte del problema reside en que con el eventual debilitamiento de Cristina la oposición de Juntos por el Cambio quizás no tenga un único programa para el país. En ese sentido, 2015 fue más fácil para Cambiemos”, cuando Macri era el jefe indiscutido. Y agregó: “Si se supone, como buena parte de ambas coaliciones, que “el otro es el mal absoluto”, no hay contrato posible. El shock es destruir para siempre al mal, destruir a ese otro maligno. Por lo tanto, el shock es antidemocrático en su naturaleza”. “El empate hegemónico, según Juan Carlos Portantiero (todavía gramsciano), aparece por primera vez en 1977 en la Revista Mexicana de Sociología”.
Ese año, 1977, fue el más arrasador de la represión ilegal durante la última dictadura, el Proceso de Reorganización Nacional, que encarnaba la hegemonía antiperonista en su forma antidemocrática en respuesta –injustificada– a la igualmente antidemocrática aspiración de hegemonía peronista/revolucionaria encarnada también militarmente en las organizaciones guerrilleras.
Los halcones proponen terapia de shock e iniciales ‘sangre, sudor y lágrimas’
Hoy la disputa hegemónica se desarrolla democráticamente entre dos coaliciones que se vertebran alrededor del significante (bien vacío si los hay) peronista/antiperonista, siendo una parte de coalición opositora, Juntos por el Cambio, la que persiste en la idea de doblegamiento del otro, bajo cierta (siendo justos, no total) inspiración de La doctrina del shock de la canadiense Naomi Klein ampliamente desarrollada en la columna precedente. Y, al revés, la coalición gobernante, debilitada, es la que propone ideas como una mesa de oficialismo y oposición para discutir cómo resolver la deuda externa, o diez puntos básicos de acuerdo.
Con Sergio Massa de ministro de Economía (Claudio Lozano –aun desde dentro del Frente de Todos– lo calificó como “kirchnerismo fase menemista”), el cristinismo ya no defiende banderas económicas marcadamente heterodoxas. Y los dirigentes que tienen posibilidades de representar como candidato presidencial a ese espacio perfectamente se podrían entender con economistas también moderados de Juntos por el Cambio. Pero el problema es que hay dos Juntos por el Cambio: el de Macri-Patricia Bullrich, que propone la terapia de shock, y el de la mayoría de los radicales (Morales, Manes, Lousteau) con un imaginario Rodríguez Larreta real que sería diferente al que aparece en los discursos de los últimos meses endurecido y sesgado a la derecha, supuestamente para competirles a los halcones.
También en el Frente de Todos existió la misma división interna entre halcones y palomas típica del PRO y en gran medida las controversias de estos tres años del oficialismo obedecen a ella. Pero la obsolescencia de ciertas ideas, la fatiga de los materiales que aqueja a la biología de la vicepresidenta y la carencia de un heredero a su altura fueron resolviendo la disputa económica interna a favor de los “ortodoxos”. Resultaría inimaginable al anticristinista Gabriel Rubinstein de viceministro de Economía sin el previo proceso de opacamiento del ímpetu reformista de La Cámpora, también envejecida.
La Pampa abre el calendario electoral con las primeras PASO y más allá del enfrentamiento de Juntos por el Cambio unido por la suma de sus diferentes candidatos contra el total de los del Frente de Todos, anticipando como una gran encuesta electoral lo que sería una elección a presidente, las PASO permitirán medir fuerzas al PRO por un lado y los radicales por otro, imponiendo luego el ganador cuál será la línea a seguir.
Larreta pareciera escuchar a Duran Barba, para quien un discurso recesivo es ‘pianta votos’
Pero cuando sean las PASO nacionales y haya que elegir candidatos presidenciales, allí el radicalismo y el PRO pasarían a mezclarse. Ahora que Alfredo Cornejo disputará la gobernación de Mendoza se especula que el compañero de fórmula de Patricia Bullrich podría ser el radical cordobés Rodrigo De Loredo mientras se mantiene la hipótesis de Gerardo Morales como compañero de fórmula de Horacio Rodríguez Larreta.
Cuando se le pregunta a Patricia Bullrich si “gradualismo o shock”, ella responde sin esperar: “shock”, y su economista de cabecera, Luciano Laspina, el que hace seis meses apostó un lechón a una inflación de tres dígitos para 2022, es quien más habla de la bomba (“Massa alarga la mecha y agranda la bomba”). Mientras que cuando se le pregunta a Rodríguez Larreta por la existencia de una bomba responde desdramatizando el futuro al decir que “la bomba es esto que está pasando ahora”, o sea: el futuro tendría un ajuste no recesivo.
La posibilidad de redactar un nuevo contrato social crece o decrece en función de quienes sean los precandidatos presidenciales que triunfen en las PASO. Mayo es la fecha límite para definir quiénes competirán y agosto será el Día D que dará apertura al ciclo de los siguientes cuatro años de la Argentina.