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Dustin Fernández

Dustin Hoffman en la película Perros de paja.
Dustin Hoffman en la película Perros de paja. | Cedoc

Se cumplen cincuenta años de la película Perros de paja, considerada por los cinéfilos el mejor “estudio sobre la cobardía, maldad, honor y violencia del ser humano” de la historia del cine. Su protagonista, Dustin Hoffman, les evoca a los  albertistas al Presidente. En realidad se ilusionan con que después del 14 de noviembre, cuando estiman que Cristina Kirchner pedirá que rueden las cabezas de los ministros de Economía, Producción y Trabajo para remplazar a Martín Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni por figuras afines a ella y su hijo, ese día Alberto Fernández se sienta tan ultrajado que finalmente reaccione y haga lo que creen debería haber hecho la semana posterior a las PASO cuando pudo aceptarles la renuncia a los funcionarios que responden a Cristina Kirchner.

Violencia y poder: cobardía viene de cola, coue en francés arcaico, el cobarde vuelve la cola y huye

En Perros de paja un endeble intelectual norteamericano se enfrenta a un grupo de salvajes muy superiores físicamente a él que lo exponen a crecientes ofensas. El título de la película surgió de la frase de Lao-tse: “El cielo y la tierra son crueles, tratan a todos los seres vivos como si fueran perros de paja”. 

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El etólogo y premio Nobel  Konrad Lorenz sostuvo que aun la especie más pequeña –usó el ejemplo del ratón– muestra los dientes y arriesga su vida si se ve acorralada y sin salida. El personaje interpretado por Duftin Hoffman soporta la violación de su mujer con cobardía y recién reacciona cuando los mismos salvajes quieren matar a un indefenso discapacitado indicando que el disparador no es el último hecho  sino la acumulación.

La etimología de cobardía deriva del francés antiguo coue: cola, porque el cobarde vuelve la cola y huye. Y la de violencia deriva del latín vis: fuerza, haciendo que la discusión filosófica se centre en la relación entre violencia y poder. En el libro clásico Reflexiones sobre la violencia de Georges Sorel se reflexiona sobre la fascinación con la violencia, emparentada con la valoración del dinamismo y el cambio que “repercute en grupos autoritarios que encuentran en la violencia una satisfacción psicológica: la satisfacción del poder. Hay relaciones entre violencia política y violencia sexual combinadas en el sadomasoquismo”.

Pero sería un error ver al sádico como fuerte y al masoquista como débil, el sádico tiene menos posibilidades de rehabilitación y no pocas veces su violencia es una formación reactiva de su impotencia. Desde las columnas de Nelson Castro en PERFIL, como en varias notas de tapa de la revista Noticias, hace ya bastantes años se vinieron explicando las causas de la emocionalidad alterada  de Cristina Kirchner.

Más difícil es explicar psicológicamente por qué el Presidente no aprovechó la oportunidad que le brindó el destino cuando pudo haber convertido una derrota electoral en un triunfo político aceptando las renuncias de los funcionarios afines a la vicepresidenta y relanzando su gobierno contando con el apoyo de los gobernadores, una significativa cantidad de intendentes del Conurbano, la mayor parte de las organizaciones sociales, los sindicatos y hasta la oposición y la prensa que le es más crítica, todos alineados a su favor en contra de Cristina Kirchner.

Ya fueron contados por varios medios los entretelones de esos días cuando el grupo de funcionarios cercanos a Alberto Fernández proponían romper allí con la vicepresidenta, y la opinión que terminó pesando fue la de Vilma Ibarra, muy importante psicológicamente para el Presidente, sobre que no era el momento. Queriendo suponer que el momento será pronto cuando  se desate la nueva escalada de Cristina Kirchner tras las elecciones dentro de 44 días.
Dicen, tan ilusionados como al mismo tiempo temerosos por el carácter de su jefe, que aunque su bautismo de fuego sería tras las elecciones el albertismo habría nacido el día en que la vicepresidenta envió su última carta pública porque cohesionó a todos los demás en su contra, excepto a Sergio Massa, quien fue neutral y continuará junto a quien triunfe. Argumentan que Alberto Fernández ya rompió emocionalmente con Cristina Kirchner, a quien trata como se lo hace a una persona que no está bien. Quedando por ver si aceptará capitular dejando que la vicepresidenta pase a tomar total control del Gobierno o, como el personaje de Perros de paja, sintiendo afectado su honor, reacciona. 

En el libro Reason and Violence, Philosophical Investigation se acuñó la definición de “términos violativos” para referirse a uno de los modos de violencia, la simbólica, que en este caso tuvo la carta de la vicepresidenta y el bullying que dicen sentir todos los días los funcionarios cercanos al Presidente por parte de La Cámpora.

Que esta tensión exacerbada tras la derrota en las PASO pueda resistir los 26 meses que restan de mandato presidencial no parece el escenario más probable. La alternativa a la que apuestan la mayoría de los analistas es que después del 14 de noviembre el Gobierno será colonizado por Cristina Kirchner. En ese caso chocará con las diferentes condiciones de posibilidad que un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional o un default le impondrían. Y lo menos probable sería que Alberto Fernández decida imponer su voluntad. Quienes lo incentivan en esa dirección dicen que percibieron miedo en La Cámpora esas horas en las que se conjeturaba con la aceptación de las renuncias. Destacan el síntoma de Máximo Kirchner llamando a intendentes y gobernadores para contemporizar, y al propio Alberto Fernández diciéndole que estaba en desacuerdo con las renuncias impulsadas por su madre.  

Términos “violativos”  es la clasificación del lenguaje que usa Cristina Kirchner al dirigirse al Presidente

La explicación racional que el Presidente da a sus íntimos es que no quiere cargar sobre sus espaldas la responsabilidad de dividir al peronismo y que en 2023 vuelva la oposición. En algún momento Alberto Fernández podría llegar a la conclusión de que si entrega al Gobierno totalmente a Cristina Kirchner quien pueda sucederlo en 2023 no sea ya Horacio Rodríguez Larreta, sino Patricia Bullrich con Milei.