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El affaire Scaloni, la novela del verano

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Incógnitas. El DT amenazó con dejar la Selección. | afp

¡Tenemos la novela del verano, el affaire Scaloni! ¿Por qué estará a punto de renunciar? ¿Qué habrá pasado? ¿Se enojó con Chiqui Tapia porque fue supuestamente apretado para apoyar a Massa? ¿Estará saliendo del clóset ideológico para hacer público que juega para Macri? ¿Es por guita? ¿Quiere más poder dentro de la AFA? ¿Se habrá quedado “sin energía”, como dijo alguna vez Bielsa? ¿Estará buscando un objetivo más grande que la Selección, como dirigir a Boca? Imposible saberlo, al menos por ahora. Hasta hace algunos años, en los veranos tenías un hit, una canción que sonaba sin parar todo el día (mi favorita era la que decía “Mueve tu cucu/mueve tu cucu”). No se por qué (¡al final esta columna no sabe nada de ningún tema!) hace un tiempo que ya no hay hits del verano, pero sí hay “novelas”, hechos públicos que funcionan como narraciones mediáticas. Por supuesto este verano pinta para ser movidito, con Milei al poder, pero no por eso debemos desmerecer la angustia de quedarnos sin la estrella de Pujato.

Entre tanto, fue notable la actitud de Messi, pero también la de Dibu y los otros players, defendiendo a la hinchada argentina que era reprimida por la policía en el Maracaná. Fue un gesto de una firmeza política indudable, que no podemos más que remarcar con admiración. Esta columna ha sido muchas veces crítica de la Selección por cuestiones extrafutbolísticas (de hecho, espero la misma firmeza en sus declaraciones cuando la policía de Milei y Jorge Macri comience a reprimir las protestas populares), pero no puedo más que decir que el estilo de liderazgo de Messi el otro día fue incomparable. Entre tanto, Argentina volvió a jugar mal, ganó porque embocó un cabezazo frente a un Brasil que sin sus principales figuras (todos lesionados) no juega a nada, perdió tres partidos al hilo y está en una crisis institucional y futbolística importante.

Cambiando de tema, contra Estudiantes, Boca jugó a lo Boca: mal. Hace un siglo, los surrealistas decían que la vida estaba organizada por el azar. Evidentemente Boca piensa lo mismo. El azar de tres series por penales lo llevó a la final de la Libertadores. Pero, como cantaba Celeste Carballo, “es la vida que me alcanza”, y un día el azar se detiene y aparece la verdad: Boca no jugó nunca bien este año y por eso terminó perdiendo una y otra vez. Sin contar el temita de las expulsiones: Rojo haciéndose echar a los 15 minutos contra River y luego en la semifinal de la Copa; Fabra haciéndose expulsar contra Fluminense, cuando ellos tenían uno menos; Saracchi haciéndose expulsar contra Estudiantes a los 13 minutos del primer tiempo, cuando Boca ya perdía 1 a 0. Y todas esas expulsiones fueron innecesarias, sin sentido, infantiles, incomprensibles.

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Bianchi decía que para ganar hace falta tener jugadores inteligentes. ¿Qué diría de estos jugadores? Las elecciones de diciembre parecían ya ganadas por Riquelme. ¿Y ahora? Todo parece estar abierto. No hay por qué descartar que terminen ganando los que festejaron el triunfo de Fluminense, o al menos que hayan subido sus chances. Pronto lo sabremos.