Con una maza de cocina, en el restaurante de General Las Heras donde trabajaban, una mujer le hundió el cráneo a su amiga por haberle arruinado el casamiento difundiendo un video sexual que la comprometía. El novio no vio, dice el dicho, pero esta vez sí vio, y suspendió. Entonces, la novia enfurecida se vengó de la amiga con una maza de machucar milanesas y la dejó en coma cuatro. La noticia me sorprendió porque la semana pasada compré en el supermercado una maza de cocina que no es más que un martillito de madera bastante liviano que sirve para ablandar la carne, pero con el cual sería bastante cruel tratar de matar a una persona. Google me informa que hay mazas de cocina de metal. Eso ya es otra cosa. Los cocineros profesionales juegan en otra liga: cuchillas específicas, sierras, mazas pesadas, hornos grandes, cámaras de frío... Las cocinas de restaurantes presentan posibilidades siniestras a la hora de convertirse en escenarios del crimen. De todas formas, no debe haber objeto doméstico que no haya sido utilizado para matar. Todos los rubros deben de estar cubiertos. Desde que el mundo es mundo, los seres humanos nos venimos pegando con lo primero que encuentra en el ataque de furia nuestra mano prensil de primates superiores: el palo de amasar, la plancha de los bifes, la sartén o incluso el wok palermitano, que debe magnificar el momento del crimen con un sonoro gong asiático. No hay que discutir en la cocina. En un cuento de Roald Dahl, que Almodóvar tomó lateralmente para una de sus películas, la mujer desnuca al marido con una pata de cordero congelada y se la da de comer a los policías que vienen a investigar el crimen y buscan sin éxito el arma homicida. Un penalista me contó que una vez le tocó defender a una mujer que había asesinado al marido perforándole el cráneo con un taladro eléctrico mientras dormía. En ese caso hubo premeditación: puso la mecha en el taladro, lo enchufó en el aplique de la mesa de luz, etc. La novia de General Las Heras no parece haber actuado con premeditación cuando atacó a su amiga. “Se me escapó, dijo a la prensa, me quedé sin novio, sin anillo, sin vestido.