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Emociones

El balotaje del miedo

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Ideas. “Duele que Massa quiera unirse a los Brics junto con Irán”. | NA

La campaña de Sergio Massa apeló a una de las emociones más básicas del ser humano: el miedo. El miedo se caracteriza por una sensación de ansiedad, aprehensión y malestar frente a la percepción de una amenaza, ya sea real o imaginaria. Este sentimiento puede permitir que otros cometan actos injustos, que no se respeten nuestros derechos, que nos roben y abusen de nuestra confianza. Insaurralde en el yate de Marbella, el crimen de Morena, y la inflación del 200%, se desmoronan frente a este profundo sentimiento.

Cuando el miedo al cambio se vuelve abrumador, puede llevar a una parálisis emocional y mental. Las personas se sienten atrapadas, incapaces de avanzar o poder tomar decisiones. Esta parálisis se origina en el conflicto entre el deseo de crecimiento y la seguridad de lo conocido, impidiendo el progreso personal y colectivo.

El miedo se personifica en un falso relato que afirma que, en el balotaje, solo el peronismo garantiza la continuidad de los programas sociales y que la educación y la salud sigan siendo públicas. En realidad, el liberalismo se compromete a mantener los programas sociales, eliminando intermediarios. Además, propone que la salud y la educación sigan siendo gratuitas, pero con mayor participación del sector privado en su prestación.

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Sergio Massa no solo utilizó el miedo, sino que también utilizó recursos públicos en su campaña para generar una sensación de bienestar a corto plazo a través de su plan “platita”. Estas acciones produjeron un leve bienestar a corto plazo a costa de una crisis futura más profunda.

No siento miedo; lo que siento es dolor. Duele ver que un país que alguna vez fue rico ahora tenga un 60% de chicos pobres. Duele la impunidad con la que los políticos roban. Duele cómo la política ha despojado al Banco Central de 270 mil millones de dólares en veinte años. Duele que la salud y la educación públicas estén en un estado calamitoso. Duele la inseguridad. Duele que Massa quiera unirse a los Brics junto con Irán, que cometió dos atentados terroristas en nuestro país. Duele que estemos desaprovechando un contexto global favorable para nuestro país y cómo la campaña del miedo impide que muchos elijan un futuro mejor.

El liberalismo no vende miedo, al contrario, propone una visión de país basada en el modelo que adoptaron los países desarrollados. Entre 1880 y 1930, Argentina fue uno de los países más ricos y avanzados del mundo siguiendo este modelo. El liberalismo es una doctrina que promueve las libertades, tanto las civiles como las económicas, y se opone al absolutismo y al conservadurismo al afirmar que todos los seres humanos tienen el mismo valor moral y los mismos derechos. Es un compromiso a favor del tamaño limitado del Gobierno, los mercados abiertos, las libertades individuales, la ciencia, el debate y la reforma constante en pos del progreso humano.

En las elecciones generales del 22 de octubre, seis de cada diez argentinos eligieron un cambio. Estamos terminando un ciclo de ochenta años en el que la respuesta a las crecientes demandas sociales fue más Estado, más intervención y más clientelismo. Este modelo ha fracasado, y sus resultados son evidentes. Tanto Javier Milei, como Patricia Bullrich y Juan Schiaretti con sus diferentes matices expresaron la necesidad de un cambio y una visión de país de tendencia liberal. La gran pregunta de cara al balotaje es si el cambio prevalecerá sobre el miedo.

Javier Milei puede tener un estilo que a muchos no les agrada, puede ser apasionado al expresar sus ideas y cometer exabruptos, pero cree en la democracia, en la Justicia independiente y propone un modelo económico que ha funcionado en todos los países donde se ha aplicado.

*Asesor financiero.