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El buen ladrón y el Reino de este mundo

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Dimas es el nombre que la “Leyenda Dorada” da al buen ladrón que Jesús premia con el Paraíso por su arrepentimiento antes de ser crucificado a su diestra. Aunque sólo se menciona este hecho en el Evangelio de Lucas, los evangelios apócrifos, como el “Protoevangelio de Santiago y el “Evangelio de Nicodemo” y el “Evangelio árabe de la infancia de Jesús”, también mencionan al buen ladrón, después el imaginario popular y la religión se encargaron de elevar al bandido al status de mártir o santo.
Es de buen cristiano perdonar las afrentas, poner la otra mejilla y confiar en que, una vez muertos y arrepentidos de nuestros pecados, podremos acceder al Reino de los Cielos. Una vida de pecado puede redimirse con un rezo oportuno.
El Reino de los Cielos alberga una parte intangible de nuestra condición humana, pero el Reino de este mundo está construido con cosas más concretas y no está gobernado por conceptos etéreos ni una Justicia Divina, sino por la imperfecta ley de los hombres que intentan poner algo de orden en este mundo.
El ladrón, podrá arrepentirse todo lo que quiera, pero su arrepentimiento no debería mitigar su sanción física, mas cuando ha sustraído bienes públicos destinados a la construcción de hogares para gente necesitada que terminaron siendo utilizados con fines políticos prebendarios o en beneficio personal.
 Las causas acumuladas contra la señora Sala se están multiplicando milagrosamente como los panes, valga la ironía.
El perdón no es obligatorio, la prédica de la Iglesia lo aconseja, aunque la misma no lo aplicó en tiempos de la Inquisición. Los individuos que discrepaban terminaron al spiedo teológico.
Cualquier cristiano está en todo su derecho de regalarle un rosario a Milagro, para que rece novenas durante su proceso de arrepentimiento. Inclusive el Papa podría hacerlo… y lo ha hecho, pero monseñor Bergoglio y sus defensores no pueden caer en la inocencia de pretender que el acto de entrega de un rosario a una reconocida líder política con problemas legales, sea un acto carente de intencionalidad. El Papa no es inocente políticamente y sabe que este gesto tendrá sus consecuencias, de hecho muchos actos realizados para la liberación de Milagro Sala se hicieron envalentonados por esta entrega que actúa como un reafirmamiento de la protesta.
“Hagan lío”, ha dicho el Papa en una no tan elíptica alabanza a la idílica rebeldía juvenil, que en este país nos llevó a una guerra civil. Esta proclamación, quizás sea parte de la intención de modernizar la Iglesia para la que ha sido convocado este Papa. Al parecer, quiere convertir “al opio de los pueblos” en “la marihuana de los pueblos”, más acorde al progresismo peronista. Esta “nueva” Iglesia ¿pretende quitar al pueblo de una inercia contemplativa para llevarlo hacia un socialismo utópico tranquilizador de conciencias y a su vez “liero”?
La infalibilidad papal sólo preserva al Pontífice de cometer errores cuando promulga una enseñanza dogmática, aunque sospecho que monseñor, no se cree infalible en cuestiones de fe y tampoco puede creer que sus predecesores hayan sido infalibles después de los errores cometidos a lo largo de 21 siglos.
El Papa no es infalible en temas políticos, y menos aún en causas judiciales que no ha visto. Espero que en la próxima visita al Vaticano le muestren la causa…
Deseo que el Sumo Pontífice no interceda ante el Presidente por ladrones buenos o malos que nos han gobernado, y que la presente administración proceda a enumerar con precisión todos y cada uno de los desmanes que caracterizaron al gobierno kirchnerista.
Prefiero la imprecisa y dubitativa Justicia del Reino de este mundo a la etérea y subjetiva del Reino de los Cielos, sin negarles a los ladrones la posibilidad de ascender al Paraíso, pero una vez que paguen sus cuentas y devuelvan la plata que se han llevado de este valle de lágrimas.

*Médico y escritor.

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