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Defensor de los Lectores

El caso de las córneas, otro hito en la desinformación

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Roger Zaldívar. Reclamó, le aclararon y quedó conforme. Para algunos medios fue un escándalo. | shutterstock

Esta columna se ha ocupado en reiteradas oportunidades, desde que estalló la pandemia en marzo de 2020, de procurar un adecuado equilibrio entre las informaciones que ofrecen los medios oficiales (en Argentina y en el mundo) y datos adicionales o accesorios que derivan de informes científicos comprobables y opiniones de irreprochables especialistas en infectología, virología y otras disciplinas de la medicina. La conducción y redacción del diario han actuado en sintonía con esto, lo que satisface a quien esto escribe. El texto apuntó también en no pocas ocasiones a quienes, por acción u omisión, tienden a respaldar informaciones falsas o sesgadas sobre la materia, un mal que causa graves consecuencias en el humor social y en la percepción que la gente del común tiene sobre ella. Desde la Organización Mundial de la Salud, la Unesco y organizaciones dedicadas a combatir la desinformación y las noticias falsas –incluyendo algunas redes sociales– hay un creciente apoyo a quienes desde el periodismo proponemos un tratamiento serio, responsable y basado en datos ciertos, comprobables. 

En la semana que termina, un episodio volvió a marcar una frontera clara entre periodistas, comunicadores y medios de la Argentina: como consecuencia de las limitaciones al ingreso de vuelos desde el exterior dispuestas por el gobierno nacional, cinco córneas para sendos trasplantes que debieron llegar desde los Estados Unidos quedaron en su país de origen, lo que motivó un reclamo de quienes eran sus destinatarios, en este caso los pacientes de uno de los centros especializados más cotizados del mundo, el creado por el oftalmólogo Roberto Zaldívar en Mendoza. Roger Zaldívar, tercera generación de la familia, publicó un tuit afirmando que las córneas “se perdieron” por la falta de traslado. El Incucai salió al cruce inmediatamente aclarando que no se perdieron sino que quedaron en resguardo hasta su envío, días más tarde. Zaldívar se dio por satisfecho con la explicación y allí debió terminar todo el entuerto, resuelto en 48 horas.

Pero no: hasta el viernes –dos días después de conocida la verdad–, los medios y comunicadores embarcados en lo que resulta –ya sin dudas– una campaña que no respeta fuentes ni datos ciertos, que ignora aclaraciones o información actualizada. Mantuvieron la categoría de “escándalo” para abordar el tema, lo vincularon a otros hechos relacionados con la pandemia, las vacunas, las políticas oficiales, y lo utilizaron para mantener viva la llama de la desconfianza.

Este ombudsman quiere puntualizar que eso no es hacer periodismo sino campaña sucia. Que excede lo informativo y violenta la misión central de este oficio, cual es llevar a la sociedad la mejor y más aproximada visión sobre los hechos, acercándolos a la verdad y rechazando su contaminación por procedimientos espurios. Los lectores de PERFIL merecen saber que esto que ha sucedido no es un tema pequeño sino central en la lucha contra la pandemia y sus consecuencias. 

Chequeado.com advirtió sobre –por ejemplo– la difusión viral de una cadena que se viene transmitiendo vía whatsapp. “‘La tercera oleada del covid-19 es más mortífera que la primera’ (sic), señala el contenido viral. Y agrega que varios países han cerrado sus fronteras y establecido restricciones de circulación como prueba de este peligro”. La cadena es falsa y fue replicada también en Twitter y Facebook. El contenido fue verificado por los fact-checkers Associated Press, Mala Espina (Chile) y Bolivia verifica (Bolivia).

Así como ya está claro que el único medio efectivo contra la pandemia es la vacunación masiva, la consulta a los chequeadores de información es una nueva y necesaria tarea para los lectores bien informados.