A punto de cumplirse un año de su salida del Banco Central, Federico Sturzenegger está volviendo a las tertulias con economistas de las que escapó mientras hizo el duelo de los días difíciles que le tocó atravesar cuando intentó encorsetar la inflación entre metas y terminó quemando reservas mientras corría de atrás al tipo de cambio.
Además, ha vuelto a la actividad privada porque, como le hizo saber a su entorno más cercano en las últimas semanas, necesita recomponer sus ingresos luego de su paso durante varios años por la función pública tanto en la Ciudad como en el ente monetario. Una necesidad que lo acercó al resto de la población, que también necesita recuperar poder adquisitivo después de su paso por la gestión.
Su reaparición en el mundo de los negocios ocurrió hace algunos días, como representante del fondo Latus View, que desembarcó como accionista de la firma de finanzas y tecnología Findo. Aunque pudo llamar la atención su incursión en un sector que él mismo reguló hasta hace menos de doce meses, causó más impacto la tasa de los créditos que la firma ofrece a no bancarizados con desarrollos de vanguardia en scoring a través del celular: 97% anual con un costo financiero total de más del 200% en algunos casos. “Es una opción mucho más conveniente que la del resto de las plataformas digitales o alternativas de préstamos a sola firma”, explica Diego Varela, gerente de la compañía en la que Sturzenegger es consejero para ganarse el mango.
El día después de la función pública de los economistas y CEOs que han formado parte de la administración de Cambiemos empezará a generar más curiosidad a medida que crezcan las chances de que este sea el único mandato de Mauricio Macri en la Casa Rosada.
Luis Blaquier pasó por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad al comienzo de la administración y ahora lidera en el país la firma de inversiones Lone Star, que buscó ofertar por centrales térmicas que tenían deudas justamente con ese ente, mientras compra compañías de servicios que operan en Vaca Muerta. Juan José Aranguren, que nunca llegó a traer sus inversiones del exterior por falta de confianza, salió del Ministerio de Energía y puso una consultora con el nombre Energy Concilium para dedicarse a asesorar a compañías del rubro en el que trabajó toda su vida. Javier Iguacel, su sucesor con escasa duración, se tomó un mes de retiro en Neuquén luego de su salida para pensar cómo seguir. Hoy va por la intendencia de Capitán Sarmiento, en la provincia de Buenos Aires, mientras el Gobierno lo acusa de ser el as en la manga de Techint para reclamar por los subsidios recortados a Tecpetrol en Vaca Muerta. Otros creen que en realidad la T guarda un video del jefe de Gabinete, Marcos Peña, en el Congreso, admitiendo que le giraban los fondos de la famosa resolución 46 según el gas que extraía y no el que se había comprometido a producir, como pasó a interpretar Hacienda desde que llegó el Fondo Monetario Internacional.
A Iguacel, en tanto, lo vieron hace poco en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, donde avanza una denuncia de su gestión por cartelización en la venta de combustibles, y donde acercó un cálculo: los automovilistas habrían pagado desde 2015 y hasta 2018 unos US$ 9 mil millones de más por el abuso de posición dominante de las petroleras en tiempos de precios del crudo diferenciados mientras bajaba en el exterior. Con que tenga algo, no toda la razón, igual sería trágico: se trata de un sector que encabeza una firma estatal como YPF, con casi el 60% del mercado.
A propósito, habría que convocar a un congreso de politólogos, economistas, psicólogos o tarotistas para entender por qué finalmente aumentaron las naftas este fin de semana.
Como contó Nicolás Gandini el sábado en PERFIL, hubo un pronunciamiento de los cuadros técnicos de la Secretaría de Energía que advirtieron que se estaba dando una baja fuerte del precio del petróleo de referencia para la Argentina, y que si continuaba no hacía falta tocar los surtidores ahora que el dólar está tranquilo y que se postergó un incremento de un impuesto. O sea, mientras intentás aplacar la inflación, congelando el tipo de cambio y las tarifas, el mundo te tira un centro pero el nueve decide agarrarla con la mano y sacarse una selfie. Los rivales no lo pueden creer.
Así, con precios de los combustibles totalmente desregulados, este jueves el presidente Macri aterrizará en Neuquén, la provincia donde hace snorkel político y respira éxito en medio de la recesión, para participar del precoloquio que le armó in situ el Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA), presidido por Gastón Remy, de la firma Vista Oil que fundó el ex YPF Miguel Galuccio. “Vayan a Vaca Muerta, que contagia”, decía extasiado el jefe de Estado hace poco en un foro de emprendedores.
Con el calma financiera y la inflación bajando desde el Aconcagua, la ilusión oficial es ganarle al kirchnerismo en octubre con la ley del ex: herramientas del gobierno anterior como los Precios Cuidados funcionando a full o el Ahora 12 original sin interés. Solo aparece un interrogante nivel de-qué-vive-Alberto-Fernández en ese programa de resurrección sobre la hora. Como marca el último reporte de la consultora Eco Go, si el Banco Central deja cada vez menos pesos en la calle con una tasa del 70%, pero se están habilitando paritarias por arriba de la inflación, el circulante alcanzará entonces para menos empresas o para pagarles a menos trabajadores. ¿Y si buscando ganar la elección Cambiemos nos lleva a un recrudecimiento final de la recesión?