“Vengo a llenarme de energía”; “la energía está en el país”; “es importante potenciar el espíritu emprendedor”; “en estos años se ha generado un cambio de mentalidad”; dijo el presidente Mauricio Macri. Su entrevistador, el empresario Guibert Englebienne, cerró: “La energía que vivimos hoy fue increíble. Esto es una fiesta, es una locura. Tanta gente mirando para adelante; yo quiero invitarlos a todos aquellos que están mirando al futuro, a que se levanten”. Más de mil personas se paran. Macri también. Todos aplauden. Macri grita “fuerza” y aprieta los puños en alto.
La escena fue hace diez días en el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires y se puede ver en YouTube (https://bit.ly/2VGegnf). Se trataba de un encuentro de la organización de los llamadores “emprendedores” Endeavor (en inglés, “esfuerzo”), donde grandes empresarios financian proyectos de jóvenes que buscan romperla con alguna idea innovadora. Cualquiera que lo haya visto con algo de distancia habría pensado que se trataba de una secta o de algún tipo de ritual ajeno a la realidad. La participación del jefe de Estado es la última escala de una gestión de casi cuatro años en la que enarboló como ningún otro el discurso del emprendedorismo y la iniciativa privada como motor del crecimiento económico en una sociedad competitiva como contracara de un modelo subsidiado y protegido más asociado a la década anterior.
Pero sobre todo, los 28 minutos de charla son una pieza obligatoria para entender no solo la mente que gobernó estos cuatro años sino sobre todo, para responder la pregunta que se hace todo el espectro político: ¿se puede bajar de la candidatura por la reelección? Alerta spoilers: no.
Su look sin corbata, la camisa clara, los zapatos a veces sin medias, su recorrida por cuanto foro de Davos o Mini Davos hubo nos llevó a pensar allá lejos y hace tiempo que no sólo recitaba el ideario entrepreneur sino que él mismo vivía en algún punto gobernar el país como encabezar su propia start up, como se llama a las empresas tech nuevas que nacen y buscan despegar rápido captando capital por ejemplo en Silicon Valley. Su app, digamos, era algo así como “la Argentina que cambió”, que iba a permitir un giro gradual y consensuado al libre mercado al que acompañaría incluso alguna parte del peronismo. Así, buscó y obtuvo durante bastante tiempo inversores externos que apostaron por “el negocio”.
Pero hoy es más que evidente que su start up fracasó, con inflación récord, pobreza por encima de la que heredó y la economía en recesión todavía sin final. Por eso la metáfora emprendedora está en un punto clave para entender cómo funciona su cabeza de cara a la campaña y los pedidos de que le deje su lugar a un candidato más competitivo. Si es cierto que pidió encuestas para definir, sería una rareza que diera un paso al costado. En la misa de Endeavor dio pistas de que “se ve como un emprendedor” y de lo que piensa sobre el fracaso, con dos frases que no son relleno para nada: “Los emprendedores no aceptan el no como respuesta”; “Hace falta esfuerzo y resiliencia, resiliencia para superar las inestabilidades”.
“Fracaso” y “resiliencia” son palabras que abraza el mundo de los emprendedores hasta niveles religiosos. Por ejemplo, Robert Kiyosaki, el autor de best-sellers de autoayuda financiera hace 20 años como Padre Rico Padre Pobre hace una “oda al fracaso” como paso necesario previo para el éxito, y hasta destacaba en su programa de TV a gente que fracasaba en los negocios. Así lo recuerda Daniel Fridman, sociólogo de la Universidad de Austin, Estados Unidos, en su reciente libro El sueño de vivir sin trabajar, que escribió después de estudiar dos años grupos de argentinos y estadounidenses seguidores de Kiyosaki y su juego de entrenamiento financiero Cashflow.
Si es cierto que su cabeza funciona a lo Endeavor, Macri debe estar convencido de que estos cuatro años de fracaso le sirvieron para estar más convencido de que tiene que ir por otro mandato. Como si pensara en relanzar la app. Va a ser en definitiva como en los celulares: dependerá de cuánta memoria quede.