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Defensora de Género

El otro feminismo, la cumbre y la contracumbre

Es saludable establecer sospechas y preguntas allí donde se han acomodado los dogmas. Esto es así para cualquier postura intelectual que se pretenda crítica.

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Mujeres en el G20. Con la ausencia de Merkel en la foto oficial, la presencia femenina se reduce a May y Lagarde. | afp

Feminismo ¿otro?: sorprende el suplemento Cultura del domingo con una nota de tapa y gran cobertura interior dedicada al feminismo. ¡Bienvenida esa inclusión! Máxime cuando lo es de una posición que dice no encontrar eco en el “canon” local.

El copete es inquietante por la elección de un lenguaje que remite a confrontación violenta: "Con las espaldas cubiertas por autoras con las que se hace difícil batallar..." ¿Por qué deberíamos batallar y de la amenaza de quiénes debemos cubrirnos las espaldas en este movimiento? Como si al territorio discursivo ocupado por un "feminismo hegemónico" (así se lo califica varias veces) hubiera que entrar con guantes de box.

Un guante de box es justamente lo que ilustra la tapa de una de las autoras reseñadas, Camille Paglia, de quien se dice que ha sido llamada “la rottweiler lesbiana de la Academia”.

La nota de Nancy Giampaolo es muy interesante. Nos invita (si pasamos del protocolo un poco hosco) a asomarnos a modos de argumentación e interpretación de lo que llama en grandes caracteres “Feminismo disidente”.

Podríamos pensar ingenuamente que todo feminismo es disidente, disidente de la norma patriarcal, pero la disidencia central aquí es la que establece el título de tapa: “El otro feminismo”. La alteridad agonal elegida obliga a la periodista (y también a la filósofa Roxana Kreimer, entrevistada en destacado) a extenderse sobre aquella postura que les dificulta entrar al diálogo; ya que sus autoras principales, dice Giampaolo, son "postergadas por la endogámica prensa de género argentina".

Algo para decorar

Una lucha, entonces, entre un feminismo hegemónico que falsea o ignora los datos empíricos, para peor cerrado al diálogo, y otro disidente y científico. Como en las viejas películas del lejano oeste, basta ver cómo va vestido el personaje para saber quién es el bueno. Como en las películas del lejano oeste, solo ellos ocupan el centro de la escena. Así presenta el copete la intención: “Las feministas disidentes toman el centro de la escena”.

Es en sí mismo valioso que Giampaolo y Kreimer se constituyan en representantes de posturas que incomodan el marco implícito en muchos discursos contemporáneos en nuestro país, tanto académicos como políticos. Es saludable establecer sospechas y preguntas allí donde se han acomodado los dogmas. Esto es así para cualquier postura intelectual que se pretenda crítica.

La nota nos ofrece una breve presentación de las ideas de cuatro pensadoras con las que vale la pena detenerse a dialogar mentalmente. En mi caso fuera del ring y sin anteponer los adjetivos a la sustancia, dejando que “el otro feminismo” se exprese en sus propios términos, para no pelear con la propia sombra.

Hombres y mujeres del G20. El fin de semana tuvo una exhaustiva cobertura del G20. La primera plana del sábado nos ofrece cuatro fotos:

1) La oficial del evento; sin Angela Merkel la presencia femenina se limitó a la primera ministra de Inglaterra, Theresa May, y el agregado casi estético de Christine Lagarde.

2)  La gala del Teatro Colón, con el fasto exquisito de nuestro Primer Coliseo como marco. En el conjunto no desentonamos ¿Eso será bueno o malo?

3) Las “primeras damas” en Villa Ocampo, cuya nota interior en Protagonistas no elude el trivializante comentario sobre las vestimentas de quienes además de elegir guardarropa deben tener algo interesante que transmitir sobre su cultura, quién sabe.

4) En la edición eligieron una de la contracumbre donde no se ven las consignas sino solo cuatro mujeres diversas con el torso desnudo y banderas de distintos países pintadas en sus cuerpos. Suponemos que protestan contra el predominio económico global.