El juez federal que más causas acumula en su juzgado de Comodoro Py, con distinta velocidad, claro, lo ha hecho de nuevo. Pero lo obvio no debería dejar de llamarnos la atención. Porque otra vez Claudio Bonadio entrega una obviedad jurídica manchada de desatino del derecho.
Con algún respaldo en la Cámara Federal porteña y en un sector de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado aplicó hace unas horas prisiones preventivas a exfuncionarios K y pidió el desafuero de Cristina Kirchner para su detención. Todo bajo la ampulosa figura penal de “traición a la patria” por el memorándum con Irán.
Hasta la llegada de Cambiemos al gobierno, Bonadio era después de Norberto Oyarbide el juez con más denuncias de irregularidades en el Consejo de la Magistratura. Ya no, a pesar de que su manejo del derecho es poco menos que torcido.
Con su decisión, que muchos descontábamos desde que tomó esta causa hace unos meses, promete que todos los involucrados engañaron al Congreso (diputados más senadores) que aprobó el acuerdo con Irán. En aquel momento y ahora también, los funcionarios explican que la intención fue avanzar en el esclarecimiento y castigo del atentado a la AMIA, empantanado hace lustros. Pudo haber sido un error, por supuesto, pero político. No penal.
Entiendo que muchos lectores o sectores profundamente anti K no quieran o no puedan ver lo peligroso que es para el estado de derecho y la república lo hecho por Bonadio. Por eso dejo para el final la voz del respetabilísimo abogado radical Manuel Garrido, ex jefe de la Oficina Anticorrupción y de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, eyectado por el kirchnerismo. Conocido el fallo de Bonadio, Garrido tuiteó su queja: “La inconmensurabilidad entre las interpretaciones jurídicas que se están elaborando en Comodoro Py y las de las facultades de derecho es un vórtice devorador de toda posibilidad de deliberación racional y democrática. Y de las libertades de cualquiera (…) Es un derecho paralelo. Con las mismas palabras pero es otra cosa. Es cualquier cosa”.
Es cualquier cosa la puertita que abrió Bonadio. Y peligrosa.