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El primero de mis candidatos

"A este longevo pensador le tocaron por nombre dos números “55” pues la rueda de las mutaciones le destinó jaula y no hábitat natural o casa", analiza Peicovich.
| Cedoc

Hay tanto Hamlet en este rostro como en el de la mayoría de los hombres. Pertenece a un interno del Cemic donde sirvió a la ciencia durante 25 años. Parientes que somos de familias distintas, la suya nunca habló. A este longevo pensador le tocaron por nombre dos números “55” pues la rueda de las mutaciones le destinó jaula y no hábitat natural o casa. Su apelativo numeral corresponde a la cantidad de años que vivió hasta que un edema pulmonar lo trasvasó a la forma de la materia que no se ve. Durante 25 años estuvo alojado en el Instituto de Primatología al cuidado del sabio Carlos Nagle y su equipo de biólogas. A nadie quiso más “55” que a Nagle. Y solo la excelencia espiritual de un científico como él pudo registrar, ahondar y tocar el misterio de un primate tan singular. Lo prueba esta imagen donde el secreto humano del simio parece emerger para mostrarnos cuán primo nuestro lejano y cercano es. También, cuán antigua es la fuente de los genes que iluminaron a Shakespeare para sublimar a un Hamlet.

La biografía de “55” registra que ingresó a la colonia del Cemic (donde hay hoy 90 ejemplares de Cebus Apella) en 1983 y que tras cuarentena y exámenes se lo destinó, según performance, a “macho reproductor”. El test de prueba (una masturbación) arrojó eyaculados abundantes espermatozoides traslativos, signo de su fertilidad. De fuerte carácter, “55” debió ser cambiado de jaula en 20 ocasiones por los daños que provocaba. Algo frecuente en machos que manifiestan dominancia con rasguños y mordidas que sufren los monos vecinos y los científicos que los tratan.
El primer apareo de "55" fue con Pequeña que no resultó preñada, pero sí las siete que conformaron su primer harén: Marisa , Moria, María Bonita, Juanita , Bety la Fea, Martita y Delminda. Su primogénita (con Moria), nació el 26/9/84 en parto prematuro (120 días, sobre un periodo de gestación de 160 días). La beba murió a minutos de nacer. De otras relaciones tuvo 19 hijos, 10 varones y 9 mujeres. Su hembra preferida y con quien tuvo mas hijos (6) fue Bety la Fea. Con María Bonita, segunda en su afecto, 5. En dos ocasiones “55” llegó a “donar” sangre para su hijo Rambo, de 7 años, que murió de un linfoma. Tras esta pérdida “55” vivió dedicado a su harén, con frecuentes altercados con vecinos (golpes y sacudidas de jaula) a fin de mantener su hegemonía en un condominio de 70 monos “capuchinos” con apenas 3 machos dominantes.

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Su fructífero currículum deparó a su paternidad momentos de gloria. Dos de sus hijos varones, habidos con Marisa y Moria, viajaron a USA (Instituto A. Einstein, Bronx, NY), a completar entrenamiento y “recibirse” de “Auxiliares de pacientes discapacitados”. Proyección alcanzada por la singular inteligencia de los Cebus Apella y la labor franciscana de los neurobiólogos de Nagle. Sutil y paciente crianza que los “humaniza” hasta el borde de nuestros hábitos. Así, consiguen responder hasta 15 señales láser de estos enfermos y acudir prestos a secarles la saliva, darles un vaso de agua, ponerles un casete de música y voltear las hojas de un libro para que puedan leerlos.

¿Si “55” pensaba? Imagino que ni más ni menos que algunos ministros de economía. Pero fue como amante que sobresalió. Su deseo por Betty la Fea lo convertía en un Casanova desbocado. Tanto que una vez quiso tocarla pasando su brazo a la unidad vecina pero se le trabó el codo en el enrejado y en furia pasó la noche. Debió ser reducido con anestesia para resolverle la luxación y devolverle la quietud. Y todo por amor.

Lo conocí. Nos dimos las manos muchas veces. Mimábamos el bailar, él tras las rejas y yo también, (según fuese él quien mirase). Robert Graves y “55” fueron los primates más hipnóticos que el periodismo me regaló. A "55" lo siento primo primate mío. Tiene su causa. Soy racional a medias. A mi neocórtex se le da la loca epifanía de sentir que " A veces dos más dos son cinco" (Oh, Fiodor) o que "Estar cansado tiene plumas" (Oh, Cernuda)

Pero a no asustarse. Este matrix personal es una fiesta. Salgo de él más sentipensante que antes. Y más sincero. Lo prueba esta columna. ¿Me habrían seguido ustedes hasta aquí de haberles dado la soporífera lata sobre el sospechado portero Massa, la huelga de los camioneros de Scioli, la fórmula D'Elía-Carr o el soterrado pacto para 2015 de Macri con Carrió?

Aún sueño dar con "55" en algunos de los múltiples avatares que cuelgan del futuro. Fónicos ambos. Para hablar de todo aquello que en nuestra descompensada condición primate, no se pudo.

Ya se nos dará.

(*) Especial para Perfil.com.