Hoy en Venezuela estamos ante una amenaza que presenta Nicolás Maduro y quienes lo acompañan con el proyecto de la Asamblea Nacional Constituyente. Esta amenaza busca dos cosas: el aniquilamiento de la República y del Estado Democrático; y la sumisión absoluta del pueblo venezolano. Esta es una pretensión que no van a lograr. Esa pretensión la tenemos que frenar con acciones de lucha pacífica, con organización y compromiso profundo con este esfuerzo de conquistar la paz, la democracia, la institucionalidad y la libertad para todos los venezolanos.
Una manifestación de esta lucha incansable, que es histórica y no tiene referentes en otras partes del mundo, sucedió el pasado 16 de julio. Ese día, apegados a los artículos 333 y 350 de la Constitución, salimos millones de venezolanos a votar para desconocer el proyecto de imposición y desmantelamiento de la República.
El 16 de julio marcó un antes y un después. A partir de ese momento, 7,6 millones de venezolanos mandaron un mensaje muy claro que representa un mandato que no podemos asumir con titubeos ni con dudas. El mandato dio tres puntos muy concretos: el rechazo al proyecto fraudulento de la constituyente, un mensaje muy claro a todos los funcionarios de las Fuerzas Armadas de cumplir con la Constitución, y el mandato a la asamblea nacional para la composición y reorganización de los poderes públicos y la convocatoria a unas elecciones que abran las compuertas hacia un gobierno de unidad nacional.
Estoy seguro que vamos a avanzar en este mandato. Su materialización nos va a permitir conquistar aquellos puntos que hace meses hemos estado pidiendo los venezolanos. El más importante: la apertura de un canal humanitario para que ingresen alimentos y medicinas de manera suficiente para nuestro pueblo que está viviendo la escasez y el hambre. Segundo: la liberación de todos los presos políticos. Y tercero: la concreción de un cronograma electoral de alcaldes, gobernadores y presidente de la República que nos permita dar el paso hacia el cambio y consolidar un gobierno donde todos los sectores de manera amplia, incluyente y plural estén representados.
A Nicolás Maduro quiero enviarle un mensaje claro y firme. El pasado 16 de julio el pueblo habló. Y el mensaje tiene que ser acatado. Quien tienen que escuchar ese mensaje es usted. No tenga ninguna duda que haremos cumplir ese mandato. Tengo esta certeza porque sé que cuando un pueblo decide ser libre no hay nada ni nadie que le impida conquistar la libertad.
Podemos llegar a ese mandato por dos caminos. Uno es el camino pacífico, ordenado y acordado, al que aspira la inmensa mayoría de venezolanos, incluyéndome. El otro camino es el que usted insiste en imponerle a los venezolanos: un proyecto fraudulento y de sumisión.
El pueblo seguirá en las calles y no regresará a sus casas hasta lograr la conquista de la libertad y la democracia.
*Líder opositor con prisión domiciliaria.
