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tentaciones preelectorales

El verdadero problema es dejar el cepo

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Si alguna habilidad política tiene el actual gobierno, es que sus juglares principales han logrado derivar el debate de los temas importantes que hoy predominan en la sociedad argentina al terreno que más les conviene, planteando las preguntas equivocadas, o falsos dilemas.

Así ha pasado, por ejemplo, con la denuncia del fiscal Nisman o con su propia muerte. En lugar de estar discutiendo lo que se infiere de las escuchas telefónicas conocidas o de las investigaciones periodísticas internacionales, en torno a triangulaciones y movimientos de bienes y fondos entre la Argentina, Venezuela, e Irán, la denuncia fue “archivada” y ahora estamos discutiendo quiénes han sido los supuestos autores intelectuales de la denuncia falsa contra el inocente gobierno argentino. Sin embargo, por no investigarse, no se sabe aún, cuán falsa es la denuncia. La Justicia ha determinado que “no hay delito”, no que los elementos presentados no sean ciertos.

Lo mismo sucede con la propia muerte del fiscal. La Presidenta dijo “no tener pruebas, pero no tener dudas” de que se trataba de un asesinato. Pero, desde ese momento, nunca más se expresaron las “dudas” y tampoco se han presentado las pruebas que ratifiquen o rectifiquen la hipótesis del suicidio o del asesinato. ¡Y hasta se ha llegado a sospechar de la madre del fiscal!

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Salvando las distancias, y sobre un tema muy menor en comparación con lo arriba comentado, algo similar ha sucedido con el debate sobre la existencia o inexistencia del cepo cambiario o las consecuencias de su eliminación.

Resulta curioso. Un día se lo acusa a Macri de “irresponsable” por querer levantar el cepo inmediatamente, si llega a la Presidencia. Al otro día, se dice que el cepo no existe. ¿Cómo puede alguien ser calificado de irresponsable por querer eliminar algo que no existe?

Lo cierto es que el ministro de Economía ha logrado poner a todos “a la defensiva”, pidiendo explicaciones sobre cómo van a levantar el cepo, y administrar las reservas, si llegaran al poder.

Pero ésa es la discusión que al ministro y al oficialismo les conviene.

Como ya se analizó aquí en otras oportunidades, las restricciones existentes en el mercado de cambios, tanto para exportadores, importadores, empresas que quieren girar dividendos o particulares o empresas que quieren ahorrar en moneda extranjera, viajar, entre otras, se introdujeron para no reconocer el verdadero precio del dólar, en un contexto de descontrol fiscal financiado por el Banco Central, con emisión de pesos.

Es decir, para evitar que la inundación de pesos que se generaba y la huida del dinero que la alta inflación provoca se reflejaran en el precio del dólar oficial, en una pérdida de depósitos o en la desaparición de las reservas, hubo que recurrir a las restricciones, prohibiciones, y limitaciones mencionadas. Unos $ 100 de octubre del 2011 equivalen, en poder de compra, a $ 33 de hoy, aproximadamente.

Pero la introducción del cepo, no evitó la pérdida de reservas, sólo la hizo más lenta. Cayeron en US$ 16 mil millones. Además, el mercado marginal que se crea al introducir las restricciones y la “brecha de precios” resultante, influye sobre la tasa de inflación, frena el ingreso de capitales para financiar inversiones y pagos, desploma las transacciones inmobiliarias.

Como hubo que racionar importaciones, se estancó la producción. Con producción estancada se frenó la creación de empleo privado. Y el precio “artificial” del dólar oficial, en el contexto de descontrol fiscal y monetario inflacionario, generó atraso cambiario, desalentando las exportaciones en el marco de un escenario global, con baja de precios de las commodities y fortaleza del dólar. Todas las economías regionales están destruidas y la economía ahora sí, vive la “paz de los cementerios”.

Por lo tanto, no son los economistas de la oposición los que tienen que explicar cómo levantarían el cepo. Son los economistas del oficialismo, los que tienen que explicar cómo, en este escenario internacional y regional, con la continuidad de estas políticas, descontrol fiscal financiado con emisión y deuda, estos precios de la energía, esta tasa de inversión y el cepo, van a poder lograr que la economía salga del estancamiento actual y vuelva a crecer.

Los irresponsables no son los que quieren levantar el cepo. Los irresponsables son los que lo impusieron, a costa de hipotecar el futuro.