Víctor Hugo está siendo otra vez funcional al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Como se la pasa hablando en público del libro Él y Ella, genera, con intención o no, la falsa idea de que es un texto que solo se ocupa de él.
Su “narcisismo primario” le impide ver que se trata de una investigación más compleja y abarcativa. Sus prácticas profesionales y su conversión del periodismo crítico a la propaganda militante representan apenas una quinceava parte de la investigación.
Él y Ella contiene asuntos más graves e importantes de discutir. Por ejemplo, el primer capítulo “reabre” el expediente que cerró Norberto Oyarbide en tiempo récord y que tuvo como objeto el enriquecimiento ilícito de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Por ejemplo, en el segundo capítulo aparece Martín Redrado denunciando que Kirchner lo presionó para que subiera el precio del dólar porque tenía que comprar dos millones de esa moneda mientras él era presidente del Banco Central.
El quinto, sin ir más lejos, cuenta parte de la historia desconocida de la muerte del ex presidente, y porqué, según expertos médicos, se pudo haber evitado.
El sexto presenta una escena en la que Hugo Moyano va a visitar a la entonces ministra Graciela Ocaña de parte de Kirchner y le pide que autorice el pago de los millones de la gran caja sindical. En el noveno aparecen declaraciones inéditas de Héctor Magnetto.
En el capítulo once se denuncian los detalles de un convenio de doble imposición que determina que la minera Barrick Gold pague más impuestos del lado chileno que del lado argentino. En el doce se presentan las verdaderas razones del despido de Romina Picolotti.
En el trece hay información inédita sobre la “agenda caliente” de Claudio Uberti. En el catorce se reproduce el contenido de una cámara oculta en la que un alto funcionario de la AFIP reconoce que Ricardo Echegaray me quiere "romper el culo” y al mismo tiempo pide dinero para la supervisora que estaba investigando las cuentas de mi productora.
Y en el último se cuenta el plan oculto para que Cristina Fernández continúe en el poder más allá de 2015.
Es evidente que El y Ella es mucho más que los pequeños asuntos personales que le quitan el sueño al relator. Con su sobreactuación, Morales le hace otro inmenso favor al gobierno nacional: intenta quitar de agenda de discusión, aunque sea por unos días, los escándalos que tanto preocupan a sus funcionarios.
(*) Especial para Perfil.com