Alberto Fernández y Mauricio Macri están atrapados en el laberinto de las PASO. El candidato del Frente de Todos necesita capitalizar el 47% de los votos obtenidos el 11 de agosto. Si el 27 de octubre lo logra, sucederá al Presidente actual el 10 de diciembre. Pero también consolidará una legitimidad electoral que le permita cobrar autonomía de Cristina Fernández de Kirchner y La Cámpora. Macri depende de achicar la ventaja de 15 puntos con su rival para recrear la expectativa de ser reelecto. Aunque con una limitación importante: las pocas posibilidades de hacerlo existen por ahora en el campo de la aritmética.
Con un plazo máximo de 60 días para ser resueltas, esas urgencias condicionan la dinámica de sus apariciones públicas en el segundo tramo de la campaña. Fernández criticó anteayer la supresión “indiscriminada” del IVA a los alimentos en la canasta básica que anunció Macri. Con ésa y otras medias, el Presidente intenta enviar señales a sectores medios de la sociedad, con una suspensión parcial de la presión tributaria de los últimos tres años. A eso asocia un voto castigo contra Juntos por el Cambio.
A Fernández lo preocupa el impacto fiscal en el Tesoro luego de la devaluación del lunes 12 que ratifica la desconfianza de los mercados hacia el kirchnerismo, pese a las señales amistosas de Emanuel Alvarez Agis.
El ex viceministro de Economía de Axel Kicillof expresó la vocación de reconocer el compromiso de pago con el FMI si volviesen a gobernar. Es lo que explica la curiosa metamorfosis de esta semana: el discurso conservador de Fernández y la versión populista de Macri.
Fernández criticó que el cambio del IVA se realizara sin consultar a los gobernadores y advirtió la pérdida que les ocasionará a las provincias. Macri las benefició con el envío de 200 mil millones en fondos coparticipables en su gestión. Lo que no hizo Cristina en la suya. Es parte de ese intercambio transitorio de roles. Fernández defiende el interés particular de los gobernadores del PJ, a los que imagina de socios políticos si es presidente. Macri no sabe si alguna vez lo fueron.
Dudas. De eso hablaron acaloradamente el lunes Elisa Carrió y Rogelio Frigerio. El ministro del Interior manejó los acuerdos con las provincias del PJ. Hasta ese día, el equipo de Marcos Peña insistió con un diagnóstico rígido del resultado de las PASO y su proyección hacia octubre. La única dificultad admitida fue el incremento de votos opositores por la unidad del espacio peronista con el regreso de Sergio Massa.
En la provincia de Buenos Aires están convencidos de que ocurrió por Marcos Peña. Se negó a convalidar el desdoblamiento electoral para María Eugenia Vidal y a las listas colectoras para que los intendentes del Frente Renovador adhiriesen a su candidatura. Desde allí se describió al jefe del Gabinete bajo un estado de shock después del domingo. Quizás para desmentirlo, Peña se mostró sonriente en el gabinete ampliado del CCK.
Carrió y Miguel Angel Pichetto influyeron en las medidas de esta semana. La diputada insistió con los cambios al impuesto de las Ganancias. El senador rechazó la idea de una transición. En la reunión del gabinete bonaerense en La Plata, Vidal instó a sus ministros a no descuidar la gestión. Si hay un territorio donde parece difícil torcer el resultado es en el bonaerense.
La gobernadora desarrollará una estrategia para defender las grandes ciudades donde gobierna el oficialismo: Mar del Plata, San Nicolás, Junín, La Plata, Quilmes, Lanús, Tres de Febrero, Vicente López, San Isidro, San Miguel y Morón. Se aspira a conservar una representación en la Legislatura bonaerense y desde la oposición mantener vigente el acuerdo legislativo con los intendentes del Conurbano.
Entre ellos prevalece la idea de que si el Frente de Todos es gobierno, se producirá una bifurcación de intereses entre la Provincia y la Nación. No tanto por Axel Kicillof y Alberto, que han descubierto una afinidad inédita: precisan acumular poder para no quedar limitados por el interés político de La Cámpora que predominará en el Congreso y la Legislatura. Por eso es probable que los intendentes estén pensando en ser una rotonda por donde circule esa contradicción antes que en mantener el acuerdo con Vidal.
Dependerá de Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta. Los intendentes de San Martín y de Hurlingham más allegados a Fernández y encargados de acercar a Mariano Cascallares, el siempre ubicuo alcalde de Almirante Brown. Más valorado desde que Martín Insaurralde cobró devoción por Kicillof. El de Lomas de Zamora financió la campaña de cartelería y pintadas en la vía pública del candidato a gobernador. Quizás para desmentir las versiones que lo sindican como el destinatario del millón de boletas enviadas por Juntos por el Cambio a los intendentes del Conurbano.
Equilibrios. Al grupo de Fernández tributa Julio Zamora. El de Tigre es un factor de equilibrio con Sergio Massa, reivindicado por los mismos empresarios que lo abandonaron cuando resolvió aliarse con el Frente de Todos. Desde el lunes, Massa insistió en algunos grupos de chat con los votos capturados para Fernández en un segmento extraño a su discurso. El de los moderados.
Fernández especula en un eventual gabinete con Massa para mantener activa la dinámica política con los intendentes del Frente Renovador y saldar un déficit alarmante para construir un espacio propio: la falta de inserción territorial del equipo que lo rodea. Algo más inquietante todavía en la provincia de Buenos Aires. A diferencia de Massa, Fernández no tiene legisladores que lo representen. De allí que a su entorno se lo rotule de lote de cuentapropistas y emprendedores.
La Cámpora comparte necesidad con Fernández. Viene de perder las PASO en Mercedes y en San Antonio de Areco, gobernadas por Juani Ustarroz y Francisco “Paco” Durañona. Ustarroz es el medio hermano de Wado De Pedro. Con Andrés “El Cuervo” Larroque y Máximo Kirchner, principales responsables de esa corriente. Durañona es el autor de la audaz propuesta de llenar la Corte de militantes.
Hasta es probable que Alberto deba revisar la situación de Aníbal Fernández. Aunque en Pinamar se impuso el camporista Gregorio Estanga de candidato a intendente por el Frente de Todos, Aníbal ingresará en el tercer lugar de la lista por la minoría y con posibilidad de ser electo en octubre. Tal vez un aporte inestimable si la bifurcación se concreta y active un inevitable plan B.